De un gallinero no sale un ave fénix
Ahora la noche es diferente para el rey. Ahora la noche esconde y revela. La noche encubre más y, al mismo tiempo, se vuelve más peligrosa. Ahora la noche es una noche diferente. Y no sólo ha cambiado la noche, sino que también el balcón se ha trasformado en otro extraño. La noche es diferente para el rey porque las apuestas de la noche se han elevado repentinamente. Y ahora el balcón puede ser más protector, o más frustrante, o más tonto, quizás más importante y más trascendente… ahora el rey no sabe si tocarlo o rechazarlo; cómo inclinarse en él, o tal vez sentarse y esconderse.(1) En los ensayos del teatro se suele recordar un viejo adagio teatral, el cual dice que no puedes interpretar al rey: es la corte la que debe hacer ver que eres el rey. Si el rey no cree que la corte le ve como rey, entonces el actor tendrá que andar “haciendo” de rey. Y si el actor no cree que la corte le ve como rey, entonces no será lo bastante libre para interpretar su papel. (2) ...