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20 de mayo de 2013

Another brick in the wall, 2

Durante la última movilización docente en España, asistimos a una guerra estadística que empieza a convertirse en táctica global. Como la información se propaga más rápido que el análisis, una mentira temprana produce el mismo efecto que un dato comprobado. Para los convocantes, la adhesión superó el 70 por ciento. Según el Ministerio de Educación, que acaba de impulsar la siniestra reforma educativa, el seguimiento alcanzó apenas un 20 por ciento. Los datos oficiales sobre la huelga general del año pasado aplicaron parecidas ecuaciones reductoras, y llegaron a retirarle un cero a cada manifestación. Estas alteraciones tienen más importancia de lo que parece. El número de personas que secunda una movilización supone una estadística políticamente tan significativa (y tan sujeta a estados de ánimo) como la cantidad de sufragios en una urna. ¿Qué pasaría si afirmáramos, por ejemplo, que en las últimas elecciones el PP no sumó diez millones de votos, sino sólo un millón? ¿O que, en vez de 186 diputados, en realidad obtuvo 18 o 19? Manipular las cifras de las iniciativas ciudadanas causa un daño igual de grave a la representatividad democrática. Claro que hay quien pretende limitar la democracia a votar y callar. No les demos el gusto.

17 de mayo de 2013

Another brick in the wall, 1

Hace tres décadas tenía sentido entusiasmarse entonando The Wall, irresistible himno que merecería una relectura histórica. El mantra «¡Eh, profesores, dejen en paz a los chicos!» suena lejanísimo, por no decir trágicamente cómico. Desde el presente resulta difícil interpretar «No necesitamos educación, no necesitamos control del pensamiento» como otra cosa que una contradicción en los términos. Quizás hoy el abuelo Waters susurraría en alguna manifestación por la educación pública: «Profes, porfa, no dejen solos a nuestros chicos». Mientras tanto, al otro lado del aula, avanza la trituradora de ladrillos.

15 de noviembre de 2012

Selección natural

Ayer salí a la manifestación contra los recortes del Gobierno y observé, en mi camino, qué negocios seguían abiertos pese a la huelga general. Algunos bares. Muchas zapaterías. Todas las joyerías, oh. Una tienda de trajes de novias. Otra de cuartos de baño. Un solárium para broncearse en invierno. El navideño Corte Inglés, la caritativa Zara, la elegante Adolfo Domínguez, la popular Blanco, la progresista Natura. Al pasar frente a esta última, le pregunto a un empleado por qué un local con ínfulas solidarias no apoya la huelga. Él se encoge de hombros y responde: Porque mis compañeras dicen que están contentas con la empresa. Natural.

14 de noviembre de 2012

Se cierra

La Alhambra sólo cierra dos días al año: Navidad y Año Nuevo. Las 363 jornadas restantes está repleta de turistas de todo el mundo. La Alhambra es el monumento más visitado de España. Fue el último bastión frente a los Reyes Católicos. Jamás llegó a ser expugnada por las tropas imperiales: simplemente la rodearon. Mil años más tarde continúa en pie. Hoy, día de huelga general, la Alhambra está cerrada. Las tropas nos rodean.

2 de abril de 2012

Explotación creativa

Trabajar cansa, sí, Pavese, pero más agota no poder trabajar, o hacerlo con la angustia de que cada día podría ser el último. Aparte de sus obvios objetivos económicos, la reforma laboral española (y, más en general, la precarización global del empleo) tiene una consecuencia simbólica de fondo. Se trata de que el trabajador deje de considerar su salario como una contraprestación a sus esfuerzos, y empiece a percibirlo casi como un favor. Como un delgado hilo de suerte que podría romperse en cualquier momento, a la mínima sacudida. Así la combatividad y disposición crítica del empleado tenderán a bajar forzosamente. Y manifestarse, o ponerse en huelga, resultará más incómodo. El plan es estupendo: para tiempos de crisis, explotación creativa. Menos mal que la creatividad también explota en todas partes. Uno de los carteles de la manifestación del jueves resumía: «Es imposible apretarnos el cinturón y bajarnos los pantalones al mismo tiempo». Aunque hay quienes pretenden que vayamos en pelotas.

30 de marzo de 2012

La tijera democrática

Hablando de recortes, durante la huelga de ayer asistimos a los malabarismos aritméticos de siempre. En Barcelona, por ejemplo, hubo 800.000 manifestantes según los sindicatos. Según la guardia urbana, un cero menos. Eso sí que es un tijeretazo público. ¿Qué pasaría si jugásemos de la misma manera con las cifras de las elecciones? ¿Si al contar las papeletas dijéramos que CIU obtuvo aproximadamente 6 escaños, y no 62, en el Parlament de Catalunya? ¿O que en noviembre el PP sacó unos 18 o 19 diputados en lugar de 186? Manipular las cifras de las manifestaciones causa un daño igual de grave a la representatividad ciudadana. Pero algunos insisten en reducir la democracia a votar y callar. No les daremos el gusto.

14 de febrero de 2011

Tragedia belga

La semana pasada Marleen Temmerman, presunta senadora y presunta socialista, invocando presuntamente el teatro griego, propuso que las mujeres belgas se declaren en huelga sexual hasta que su país alcance un acuerdo para formar gobierno. Era difícil retroceder tantos siglos en un solo gesto, pero la señora senadora lo logró con una facilidad digna de mejores causas. Con su proclama, la trágica Marleen dio por sentado: 1- Que la negociación política es esencialmente cosa de hombres; 2- Que el rol de las mujeres es esencialmente privado y conyugal; 3- Que todos los negociadores políticos son heterosexuales; 4- Que todas las mujeres follan, cogen, tiran, fornican, neuken, como una abnegada concesión al varón; pero que ellas nunca, jamás de los jamases, imposible, nooit!, lo hacen por placer propio. Te prometo, Marleen, seguir tu ejemplo. Me abstendré sexualmente hasta que renuncies a tu escaño de senadora socialista.

4 de diciembre de 2010

Puente aéreo

Los controladores aéreos hacen huelga por sorpresa y el puente vacacional tiembla. El gobierno decreta el estado de alarma y sus propios puentes tiemblan. La oposición mira al cielo y se frota las manos. Abro la novela El alma del controlador aéreo, de mi admirado Justo Navarro. Leo: «Así empiezan las historias: un rey muere y un príncipe nace».

19 de octubre de 2010

El mundo es un billar

Volviendo a casa desde Italia, la huelga de las refinerías francesas provoca una cadena de retrasos aéreos, hasta que mi vuelo se cancela. Esta interconexión entre los conflictos supuestamente ajenos y nuestros intereses inmediatos es, pese a las molestias, justa. Igual que las finanzas son globales, existe una sinergia de clase: las condiciones de unos trabajadores lejanos terminarán repercutiendo en la agenda de unos ejecutivos. Por eso los estudiantes franceses se manifiestan por algo tan remoto para ellos como las pensiones. Por eso los inmigrantes desempleados se suman a las protestas universitarias. Aunque miremos para otro lado, el mundo es un billar. Los únicos que no parecen entenderlo son los dueños del juego, como Sarkozy o su maestro Chirac. Que la bola negra les rebote en la nariz.