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19 de mayo de 2012

El subcampeón

La inmensa mayoría de los deportes plantea su destino de manera kantiana: ganará el mejor. Resultaría inconcebible afirmar que un tenista jugó mucho mejor que su rival durante todo el partido, pero al final perdió. O que determinado equipo de básket renunció por completo a llevar la iniciativa y terminó venciendo. Veo la final de la Champions League con menos admiración por ambos finalistas (ninguna, en el caso del campeón) que por el fútbol mismo. Los más idealistas podrán argumentar que el resultado del Bayern de Múnich-Chelsea no ha sido justo. Pero en esa profunda capacidad de injusticia, en su mezcla de mérito y crueldad, reside precisamente el misterio del fútbol, el deporte más humano que hemos sido capaces de inventar.

10 de marzo de 2011

Las fundas

Soy uno de esos esnobs despreciables que adoran Apple. Pero también otro de esos usuarios que se pasaron al Mac simplemente porque comprobaron que funciona mejor. Sostenían los ilustrados que lo bueno debía ser bello, y viceversa. En un hipotético Siglo de las Luces 2.0, Apple equivaldría a Kant. Y Microsoft, a un Barroco decadente. Ahora bien: el imparable negocio de complementos, adminículos y demás cachivaches adyacentes me empieza a tocar las manzanas. Además de auspiciar un sistema operativo superior, Apple lidera la metamorfosis del medio en el fin. Del instrumento en su consumo en sí. Como el mercado tecnológico siga por este camino, pronto habrá alcanzado su pesadilla ideal: producir contenidos tecnológicos para rellenar su propio envoltorio. Una gama de aparatos a juego con las fundas.