Viriato 58, 28010 Madrid T 92.445.74.47
El local es muy pequeño en madera clara y techo muy alto, no especialmente acogedo
Pedro Espina el sushiman y propietario tiene una larga experiencia en Suntory, Sunami y otros japos antes de decidirse a abrir su propio local
Empezamos con unas albóndigas de pescado con salsa teriyaki y mucho sabor a mar
Un carpaccio de vieras me pareció solo correcto, que manía con las vieiras
Shushi de ventresca de atún, de pez mantequilla con ajo negro(es un ajo bañado en soja durante un año), y de anchoa con aguacate con huevas; todos bien pero previsibles excepto el de anchoa que era muy original y tenía muy conseguido el punto fuerte de la anchoa atemperado por el aguacate.
Batera de langostino con nablo japones y aguacate; es como un sushi niguri con forma aplanada rico y crujiente.
Caldo de bonito seco con lima, huevo de codorniz y langostinos hecho en una tetera, lo encontré perfecto para hacer un alto en el menú. Nos comentó luego Pedro que había dudado mucho si incluirlo en medio del menú o al final; buena decisión la que tomó.
Niguiri toro con puerro muy fresco y otro de hueva de salmón bien.
Nata de leche soja, anguila, langostino crujiente genial; una combinación ideada por Pedro, le llama saika rol y el truco consiste en cambiar el alga que envuelve el conjunto por la nata de leche de soja. Para acabar pollo frito en trocitos rico y distinto.
El helado de té verde me sentó muy bien para digerir mejor un conjunto excelente.
La comida estuvo francamente bien, Soy lleva poco tiempo abierto y tiene que rodarse un poco mas pero si sigue será uno de los grandes. Cuando fuimos a pagar nos dijeron que estábamos invitados que habían tenido un gran fallo y que no nos podían cobrar. Me quedé atónito, es verdad que tuvieron un fallo importante pero hubiesen quedado bien simplemente invitándonos a algo. Tuvimos ocasión entonces de saludar a Pedro Espina y darle las gracias por su invitación a la vez que comentamos la buena idea de la sopa y algunas de sus creaciones. Hay que ir. Y no lo digo porque nos invitasen.