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miércoles, 1 de julio de 2009

En pañales


Mientras sigo focalizada en conseguir algún trabajo que me permita hacer lo mío, decidí aceptar cualquier changa, laburito pasajero o rebusque que me permita sobrevivir ante la pila de facturas que se acumulan sobre la mesa con el cartel de " para pagar".

Decidí que vender productos de cosmética por catálogo podía servirme al menos para solventar los gastos básicos, y que las guardias de inmobiliaria los fines de semana, aunque paguen una miseria, serían mejor que nada.

A eso, se le sumó un trabajito temporario, a cobrar treinta días después de la fecha de finalización, lo que me transporta a fines de Agosto y me hace imaginar la cantidad de malabares que tendré que inventar para poder llegar a esa fecha sin que me hayan cortado la luz, el gas y el teléfono por falta de pago.

El trabajo sonaba divertido cuando me lo propusieron: Una investigación de mercado solicitada por una conocida empresa de pañales, que requería de encuestadoras que entrevistaran a mamás con bebés y le hicieran probar distintas clases de productos.

Las primeras horas fueron amenas. Una seguidilla de bebés hermosos esperando su turno para desnudarse en público y ser fotografiados en paños menores. Pero después de seis horas la cosa era bien distinta. El llanto angustioso de muchos de ellos, en una habitación de tres por tres, dejaba de ser un motivo para decir "pobrecito" y se convertía en una súplica, en un pedido de misericordia para que alguien calle a esos chicos.

En medio de la prueba de pañales, el asunto se ponía peor. Olores desagradables, que coincidían con la hora del almuerzo y que eran razón suficiente para sacarnos el apetito, y "escapes" imprevistos de algún varoncito que apuntaba directamente a mi persona y que me dejaba una aureola húmeda de meo en mi camisa impecable.
Eso, sin contar las patadas o tironeos de pelo, de esas encantadoras criaturas.

Por suerte, esta semana me tocó una tarea distinta, la de encuestar solamente a las mamás.
Una tarea por demás sencilla, que no pone en riesgo mi integridad física y que me mantiene a salvo de accidentes, pero que logra alterarme un poquito los nervios ante tanto vocabulario incomprensible... En una parte del cuestionario, me encuentro preguntándole a las orgullosas mamás cosas como " si la caca del bebé es líquida, pastosa o de consistencia dura" o " señales que le indican que hay que cambiarle el pañal al bebé". Lo raro es todo lo que sigue, las descripciones que ellas hacen sonrientes sobre el aspecto de la caca, pero sin mencionar esa palabra que parece tabú. Ellas dicen popó o pichín, pero relatan la última diarrea como si fuera la novela de la tarde.

En la recepción, antes de ingresar a la sala en la que son entrevistadas, también cuchichean entre ellas, y son veinte madrazas hablando en diminutivo como si tuvieran cinco años y se conocieran de la salita azul.
¿Será una ley natural la que provoca semejante aislamiento del mundo real al dar a luz a un hijo o simplemente es una pérdida momentánea de la adultez y del criterio que vuelve a recuperarse a medida que el bebé va creciendo?
¿Por qué no pueden decir caca, pis, auto y comida, y son tan felices repitiendo popó, pichín, tutú y papa?

Más allá de este dato menor, hubo algo que realmente me preocupó y que no me permite reírme aunque me esmere.
En la última parte del cuestionario hay ciertos datos que indagamos en relación a su nivel socioeconómico y el nivel de vida, y hubo muchísimas mamás que respondieron que el ingreso promedio de su familia era menor a mil pesos y hasta hubo una que no tenía ni siquiera televisor color. Por supuesto, y aunque nos advirtieron que no podíamos hacerlo, a esas mujeres les dije que se llevaran los pañales que les sobraban de la prueba, bien ocultos en la cartera, porque a las seis de la tarde son tirados a la basura mientras que a ellas les representa un gasto menos. Comprobé que decirles eso las hacía sonreír, al menos por un rato.

Mientras tanto, la realidad que nos vende el gobierno de turno, es que la desocupación está en un índice mucho menor al de dos años atrás y que los pobres son cada vez menos. Que los precios de las góndolas en el supermercado están congelados hace tiempo, y que el aumento que uno percibe es una ilusión óptica, provocada por la gripe porcina.

Ciegos y sordos ante lo que pasa fuera de los vidrios polarizados de sus autos y del avión que los lleva a un planeta que parece no ser el nuestro.

Y así y todo, conservamos la esperanza de que algún día todo cambie, para que esos bebés de hoy se conviertan en adultos en un mundo más equitativo y un poco más justo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Cuando la duda es más grande que la felicidad


Hoy tuve la quinta entrevista de la extensa selección.

La cuarta había sido ayer en la consultora, donde me hicieron escribir una lista de razones por las cuales me gustaría pertenecer a la empresa ( ? ).
Si hubiera podido ser sincera, hubiera dicho que ya no tengo ningún motivo, que después de tanta entrevista ya se me fueron las ganas, pero mentí y entonces me convocaron a la reunión de hoy en la compañía

Estaba citada a las cuatro y media, pero me atendieron a las cinco y cuarto.Los tres socios y yo, ultimando detalles en la sala de reuniones.
Me explicaron que todo el análisis que hicieron de mi persona había sido favorable (¡qué suerte, che!) y que pretendían contratarme.

Todo muy lindo, pensé, pero nadie me habló de sueldo, así que pregunté cuánto pensaban pagarme. Claro, soltaron el básico (que no cubre ni la cuota de mi hipotecario) pero cuando pregunté por las comisiones no supieron contestarme. Pensé que me había equivocado al hablar y que mi mente confundida había preguntado algún logaritmo o la fecha en que se inventó el telégrafo, así que reformulé la pregunta: ¿Cuánto serían las comisiones aproximadamente?
La respuesta me la envían antes del viernes por mail. Sí, leyeron bien, aún no sé cuánto puedo ganar vendiendo software.
Como si esto fuera poco, me dieron un "manual" de vestimenta apropiada y de reglas generales de comportamiento en la oficina. Las gorras, los tops y las ojotas están prohibidas. Suerte que me avisaron por escrito porque el miércoles próximo pensaba ponerme jogging y zapatillas para arrancar con la capacitación.

Salí desilusionada, con ganas de mandarlos a la reputamadrequelosremilparió, decirles que se metan el contrato ahí donde no pega el sol, que son unos caraduras que analizaron absolutamente toda mi vida, que llamaron a cinco referencias comerciales y a dos personales para preguntarles qué clase de mina soy y que no son capaces de decirme cuánto voy a ganar... pero no, sonreí masticando el insulto y agradecí por la propuesta, porque lamentablemente necesito un trabajo ya.

Y me siento de lo peor. Transando por un mango hasta que salga algo mejor y a punto de firmar la condena a estar de 9 a 18.30 hs en una oficina de m....

Desde que me mudé a esta casa que tengo un mini champagne esperando para ser abierto en alguna ocasión que merezca festejarse. Pensé que iba a ser ésta. El conseguir un trabajo que me hiciera feliz me parecía un motivo propicio para brindar, pero no, el champagne seguirá tomando frío hasta Julio, en que alzaré las copas con mi americanito y haremos chin-chin por el encuentro.
Ese sí será un buen motivo.



Los que quieran pegarse una vuelta para leer algo más hoy tienen doblete:
Nueva nota en el diario http://www.miradornacional.com/?q=node/5958 y un cuestionario sobre cine en Cinematófilos, dónde respondo algunas preguntitas sobre el séptimo arte. De paso, la página está muy buena para aquellos a los que les gustan las pelis.


Por último, un beso con cotillón para la amiga Capitana del Espacio en el día de su cumpleaños.
¡Te quiero Capi!

miércoles, 11 de marzo de 2009

Directo al espacio



Fue una suerte que el otro día me decidiera por no mostrarle mi primer diente de leche y la última placa de tórax al señor que mandaron a hacer el chequeo ambiental... porque finalmente hoy me citaron en la clínica para realizarme el examen preocupacional.

Después de doce horas de ayuno y con mi frasco de pichín, llegué, bajo la lluvia, dispuesta a que me sacaran sangre y pensando exclusivamente en la taza de café con leche que me tomaría apenas saliera. Pero no todo iba a ser tan sencillo.

En la recepción me sorprendieron con un cuestionario de datos personales que iba acompañado de una foto instantánea.Me entregaron una hoja, con una lista de rutinas médicas y me indicaron que tomara asiento hasta que me llamaran por altoparlante.

Por suerte, en menos de cinco minutos me estaban llamando para que me presente en el gabinete número uno.Me arremangué pensando que me sacarían sangre, pero no, era el turno de un electrocardiograma.

El paso siguiente, sí, la extracción de sangre de la mano de un practicante que me dejó los dos brazos agujereados en el intento de encontrar mis huidizas venas.

Entonces el gabinete número tres: Rayos X.
"Quédese sólo con la bombachita", dijo el que me atendió. Así que con mi tanguita celeste tuve que ir rotando sobre una fría cama para que pudieran fotografiarme todos los huesos.¡ Sonrían huesitos!

Todavía faltaba lo más ridículo de la mañana, la consulta con el clínico.
-¿Operaciones?
-No
-¿Antecedentes de diabetes o presión alta?
- No
- ¿Accidentes de tránsito? ( ? )
- No

Después de una serie de preguntas, me subió a la balanza, y no sólo me pesó sino que constató mi estatura.Recién ahí me sentó en la camilla para tomarme la presión, escucharme los pulmones, mirarme las pupilas y los dientes, como si fuera un perro.

Creyendo que ya habíamos terminado, agarré mi cartera.Pero el médico me indicó que tomara asiento. Claro, todavía faltaba.

- ¿Qué colores ve acá? - Dijo señalando una pizarra con círculos multicolores.
- Rojo, verde, amarillo, azul.

- Ahora tápese un ojo y dígame las letras que le señalo con el puntero.
- A, R, Z, O
- Ahora con el otro ojo.
- X, H, T, V

- Por último (¡al fin!) , lea este texto.
- "En una noche oscura María caminaba..."
- Es para ver si usa anteojos - me aclaró ante mi cara de asombro.

Después de una hora y media de estudios, pude huir en busca de mi café con leche, con una extraña sensación, mezcla de desconcierto y fastidio.

Ya llevo tres entrevistas en la consultora, más una entrevista con la empresa, más una visita a domicilio para que controlen todos los recibos de sueldo de mis trabajos anteriores y vean la forma en que vivo, y ahora un examen médico digno de alguien que está a punto de someterse a un transplante.

Cómo si esto fuera poco, el viernes estoy citada en la empresa para "ultimar detalles", así que lo más probable es que en esa entrevista vayan a tomarme las medidas para diseñarme el traje de astronauta y me den un curso acelerado e intensivo de cómo moverme en la gravedad de la luna.



Estuve pensando seriamente que en caso de quedar seleccionada, lo primero que voy a hacer es pedir un aumento de sueldo, creo que a esta altura lo merezco.








sábado, 7 de marzo de 2009

El interrogatorio



Después de haber pasado por muchísimas entrevistas, y no contentos con hacerme dibujar personas bajo la lluvia, escribir una historia de dos carillas, copiar figuras geométricas en un papel y hacer cien ejercicios de lógica,llegó la hora que que me hicieran "la entrevista ambiental".

El jueves, me pasé limpiando como una condenada.
Con lavandina y Cif en mano, comencé a hurgar en cada rincón de mi casita, para que quedara tan limpia como un hospital.Cambié muebles de lugar, enceré los pisos y hasta les saqué brillo con un trapo de lana, lavé acolchados y cortinas y hasta le puse comederos nuevos a mis gatitos.

Claro, no conforme con eso,se me ocurrió convertirme en la más habilidosa de las protagonistas de Utilísima y me puse a retapizar las sillas, todo a pulmón. Busqué una tela rústica que tenía en el placard, y acompañada por tachuelas y martillo, me metí de lleno en la tarea hasta que quedaron divinas. Lo único, que la jodita me costó una curita en un dedo y un golpe en medio de una uña culpa de un martillazo en el aire.

Como si esto fuera poco, hasta cambié las sábanas (cosa que me da tremenda "flojera", diría mi amorcito), como si el señor que venía a realizarme la encuesta fuera a querer acostarse en mi cama ( Disculpe señorita, ¿podré tirarme un ratito que estoy muerto?). A veces soy un poquito exagerada...

Finalmente llegó el señor y se sentó sobre una de mis sillas retapizadas sin siquiera mirarlas ni decirme que eran lindas (¡cuánta desilusión!) , no me aceptó ni un vaso de agua y tampoco se levantó ni para ir al baño que brillaba de tan limpio que estaba.

Así, reclinado sobre mi sillita, sacó un par de hojas de su maletín y empezó con su tarea:

EL- Bueno, acá tengo los aportes jubilatorios de todos sus trabajos,voy a hacerle unas preguntitas

YO- Bueno, digame.

EL-En el año 92 usted trabajó en la empresa Dynamic.¿Qué hizo allí?

YO (después de teletransportarme a casi 20 años atrás) - Ah, era promotora de Turismo Carretera.

EL-Bien.¿Hasta qué fecha estuvo?

YO - ....

YO - ....

YO- Disculpe, no recuerdo, tenía 20 años...y a mi me cuesta hasta recordar lo que comí anoche.


Así, repasamos todos los trabajos que tuve.Hasta aquellos en los que duré una semana y de los que me fui revoleando una percha o insultando a un gerente que me miraba de mala manera.

Después, presentarle el título universitario, mi documento, y algunos recibos de sueldo de empleos anteriores.

Pensé en mostrarle mi placa de torax, mi último análisis de orina y el primer diente que se me cayó de chica, pero supuse que eso estaría incluido en la próxima etapa, así que me callé.

Finalmente, después de una hora y media de interrogatorio, se fue.

La verdad que es extraño. El aviso decía que era para oficiales senior en una empresa de software, y ahora vengo a descubrir que en realidad es una fachada y que voy a ser un agente oficial de la CIA. Yo a veces, tengo esa suerte, aunque no lo crean.
Ojo, que estoy sospechando que en las sucursales de "Sólo Empanadas" y de "Pizza Uggi´s" también se está llevando a cabo esta modalidad. Son sucursales destinadas a reclutar los mejores espías, camuflados por el aviso de lavacopas o chico para delivery.


Por suerte, mi Americanito y sus palabras de amor llegando a través del monitor, me hicieron olvidar que un rato antes me había sentido como un preso asumiendo su culpabilidad en una sala de interrogatorio, y todo volvió a ser corazones, duendecitos bailando alrededor y canciones de Sin Bandera sonando en la noche ( Sin Bandera agradecido, jamás pensé que volvería a escucharlos)


Me volví asquerosamente cursi.Y bueh...

martes, 24 de febrero de 2009

¿Más vale pájaro en mano?


Ando con el ánimo retorcido y esperando que alguien lo cuelgue al sol, porque yo sola no puedo, no me sale.

La espera junto a un teléfono que no suena me enfrenta a la desconsideración de todos los que piensan que a un desocupado le corresponde pasar por una decena de entrevistas sin decir ni mu, sin que se enciendan sus ilusiones cada vez que detrás de un escritorio le relatan las funciones del supuesto trabajo nuevo y cada vez que al despedirse, en ese apretón de manos, ese "te llamamos" suena a fianza que pone fin a la condena de sentirse un paria.

Esta maldita cultura aprendida a las trompadas y por clases a distancia, parece que nos enseñó que el otro no merece una respuesta.Y por supuesto que esto no sólo se aplica a la relación empleado/empleador sino que, por desgracia, se da en muchos ámbitos de la vida, incluyendo el plano sentimental.

En fin, esta inercia corporal y este tiempo ocioso que se hace elástico por momentos,me permiten hacer otras cosas además de lamentarme, cosas como pensar. Así que le anduve dando vueltas a la idea del conformismo.

En distintas etapas de la vida uno se sube al primer bote que viene a rescatarnos, sin mirarle ni siquiera la cara al marinero.
Un amor que no abraza como soñamos y que no tiene las alas entrenadas para llevarnos a pasear por un mundo nuevo, hecho a la medida de los dos. Un amor que a la primera lluvia se va destiñendo y que al secarse muestra el rostro sin maquillaje que nunca quisimos ver, entusiasmados con la idea de una relación nueva.

Un trabajo que no es el que nos da placer y que se nos nota en la comisura de los labios y en el peso de los pies al andar. Un empleo que no se parece en nada a nuestra vocación y que se convierte en una parodia que ensayamos día a día para poder pagar las cuentas, cambiar el auto o ir a cenar una vez por mes a un buen restaurante.Rogando que pasen los días y llegue el aguinaldo para poder tomarnos vacaciones en un hotelucho a diez cuadras del mar, o que fulano renuncie y que con suerte nos den su lugar, o que el hada madrina aparezca una noche a soplarnos al oído los números del Loto para poder mandar el telegrama de renuncia y sacar un pasaje a Ibiza y vivir en bikini.

Un día, de repente, tenemos treinta, y después cuarenta, y después la edad en que todo eso pesa, en que las decisiones que no tomamos se convierten en un espejo roto donde no distinguimos nuestro reflejo, donde se confunde lo que quisimos ser y lo que finalmente somos.

La comodidad y el conformismo nos llevan a quedarnos con lo que está a mano, con lo que evita el riesgo, con aquello que nos hace caminar sobre una vereda sin baches ni sorpresas y vivimos relegando lo que deseamos, postergando para otro día eso que realmente queremos ser y hacer.

Pero el mañana no tarda en llegar y por lo general camina más rápido que nuestra determinación.
Así que será cuestión de acelerar el paso, o de sentarse a contemplar como los sueños se escurren por la alcantarilla.

Siempre estuve de acuerdo con los refranes, pero "más vale pájaro en mano que cien volando" me parece la lápida ideal para los cobardes.

viernes, 20 de febrero de 2009

De rituales y cábalas



La búsqueda de trabajo no es tarea sencilla.

En estos días me estuve dando cuenta de que lo que a priori parecía consistir en enviar un currículum y esperar un llamado, se convirtió en una ceremonia de mi día a día. Todo merece un rito particular que a esta altura del partido empieza a desgastarme.

Mientras desayuno, repaso las nuevas búsquedas de Bumeran y Computrabajo, y a la tarde paso por estos mismos sitios con la esperanza de que mi CV aparezca tildado como Seleccionado o en su defecto como Leído, pero nunca como No Seleccionado.

Los domingos, día clave en la búsqueda laboral, es obligada la compra del diario y el uso de una birome de color para encerrar en círculos los avisos tentadores.

Los días de entrevistas, la cosa es aún más complicada.
El proceso de prepararme física y mentalmente me insume unas dos horas y media. A la ducha y al acondicionamiento del pelo, se le suma la selección del vestuario, que en días de 40 grados de sensación térmica se inclina por una bermuda combinada con una musculosa, pero que al momento de usar la razón termina eligiendo un pantalón de vestir, una camisa impecablemente planchada y unos stilettos negros.
Como ningún ser vivo puede soportar semejante calor sin perder la cordura y la buena apariencia, a la cita llego chorreando un enorme odio hacia Onasis y su familia que no tuvieron la delicadeza de adoptarme de chica...

Y ahí comienza recién el calvario:
- Repetir una y otra vez el por qué de la elección de mi carrera (¡tenía 18 años, era una idiota que no podía decidir ni el color de las medias!)

- Los motivos por los que dejé los trabajos anteriores ( acá la respuesta fluctúa entre diversas mentiras)

- Las expectativas para el futuro ( Hmm....hmm... si digo vivir en el campo preparando mermeladas caseras o conocer a un reclutador de talentos que me lance a la fama seguramente me van a dejar fuera de carrera, así que opto por "Alcanzar el éxito profesional en una empresa de envergadura", que suena como a los selectores les gusta)

- Grupo familiar (bueno, en dos palabras mamá y yo, en un poco más de palabras tres hermanos por parte de mi papá al que casualmente acabo de reencontrar luego de idas y venidas)

- Estado civil... Este es un punto altamente tenso de la entrevista, porque al decir soltera, se le sucede la pregunta de ¿hijos? ¿novio?...decir "touch & go o relaciones de relleno" queda bastante feo, así que opto por el SOLA. Ahí viene la mirada. Siempre hay una mirada.Puede ser de reflexión, de compasión o en los mejores casos de identificación, ya que gracias a Dios, me tocaron en suerte algunas solteras que entendían que mi estado civil no era una enfermedad contagiosa.


Finalmente, la propuesta de las empresas, que es muy variada:

- Te ofrecemos capacitarte y que seas una productora independiente ( lo que significa no pagarte ni siquiera el colectivo)

- Te proponemos empezar con un sueldo básico ( que alcanza para el pancho, la Coca y una Rodhesia)

- Los que no dicen nada del salario


Después de pasar psicotécnicos agotadores donde tuve que dibujar decenas de personas en distintas actividades, copiar figuras geométricas como un alumno de preescolar, redactar una historia de oficinistas y distinguir figuras entre manchas amorfas, viene la frase infalible:

- Te llamamos


Y sí, algunos llaman para otra entrevista, y otra, como si cobraran comisión por hacerme ir al microcentro cada tres días.

En la espera, recurro a las estampitas de santos que invaden mi billetera, a la ruda en el pie izquierdo, a los sahumerios que "limpian" la mala vibra, a las velitas encendidas frente a un agotado San Cayetano que añora vacaciones.

Por supuesto que todas las mañanas me levanto de la cama con el pie derecho, y acomodo mi celular al lado de ese santuario improvisado, con la esperanza de que mi ángel de la guarda lo haga sonar.

¿Alguien dijo que estar desocupado era lindo porque uno tenía tiempo libre para disfrutar?
Creo que el día que consiga un trabajo ya voy a estar necesitando vacaciones nuevamente...


¿Ustedes tienen cábalas para ocasiones especiales?

miércoles, 11 de febrero de 2009

La cuerda floja




Sin duda la vida está llena de decisiones.
Cada decisión encierra un riesgo y cada riesgo involucra nuestra capacidad de saber afrontarlo, poniendo a prueba algunos aspectos de nuestra personalidad.

En determinadas encrucijadas de la vida, uno opta por el camino de la izquierda, el de la derecha o el que sigue recto, en plena oscuridad, sin saber que se ocultará en el próximo giro, o en la próxima bifurcación.
A veces sale bien, otras mal, a veces podemos remediarlo y volver sobre los pasos y otras, el viento sopló demasiado fuerte como para encontrar las migas que dejamos en el camino como en el cuento de Hansel y Gretel.

Así vamos andando, con equipaje liviano o mochilas cargadas, con ganas y entusiasmo o por mera inercia.

Pero de pronto un día, el camino se hace demasiado angosto, y toma forma de cuerda.Nuestros pies no calzan en la superficie y requieren de demasiado equilibrio y concentración para mantenernos sin caer al vacío.

Esa fina cuerda es la que me sostiene hoy.
Es el punto de inflexión en mi vida, que tarde o temprano sabía que llegaría.
La realidad es que no sé hacia dónde quiero ir, o mejor dicho, sé que los caminos que había por delante no se parecían en nada a lo que quiero para mí.
Es el momento de decidir si para alivianar el peso conviene arrojar el equipaje al abismo e intentar mantenerme en pie el mayor tiempo posible, o si lo correcto es saltar, rogando que debajo exista la red capaz de sostenerme.

Las entrevistas avanzan, y va a llegar el momento de decidir qué quiero, si A o B o C, y esa decisión que parece simple, puede condenarme nuevamente a un trabajo hecho como una autómata, a desgano, con mi vocación colgada en una percha y mi entusiasmo perdido en los viajes al microcentro, o puede ser el paso a sentirme nuevamente feliz de haber encontrado algo que me den ganas de calzarme el traje de trabajadora otra vez.

No sólo el trabajo es lo que cuenta, y hay otras cosas que empiezan a hacer ruido en mi mente en estos días.
Quisiera estar en otro lugar, pero no sé cuál.
Cómo si sintiera que es el momento de ubicar las piezas dónde corresponden para que en veinte años agradezca el haberlas ubicado de esa forma y no de otra.¿Pero cuál es la forma?¿Cuáles son las piezas?¿Se puede de un día para otro rediseñar el dibujo que hace 35 años que está trazado en el papel?

Para que la cuerda floja vuelva a hacerse camino necesito pensar qué quiero de ahora en adelante y me parece una tarea demasiado difícil para la que nadie escribió ninguna receta.

Será cuestión de escucharme y de ser mi única consejera.
Después de todo, salga bien o salga mal, siempre será mi vida, y yo, la única responsable de cada trazo.

jueves, 5 de febrero de 2009

La reactivación (laboral y afectiva)



Existe una notoria similitud entre una entrevista de trabajo y una primera cita con el candidato de turno.
Esta semana me tocó pasar por algunas entrevistas y por consiguiente, con toda la "previa" que eso implica.
Vestimenta adecuada, maquillaje sutil, sonrisa permanente, pelo prolijo.
Ansiedad en el camino de ida.
Nervios en el momento del encuentro.
Una breve charla sobre el pasado que en lo laboral incluye los trabajos anteriores y en lo afectivo incluiría las últimas decepciones.

Motivos de la desvinculación:
- Mejor propuesta laboral / Otro candidato mucho más interesante que el actual
- Retiro voluntario / Ya no lo aguantaba más así que preferí cortar la relación a tiempo y quedar en buenos términos.
- Me echaron / Me cambió por otra

Descripción de los defectos y virtudes, planes para el futuro, ambiciones y expectativas.
Y venderse. Todo el tiempo mostrar lo mejor de uno, dejando de lado nuestro pequeño defectito del desorden o la impuntualidad,las mañas adquiridas en otros trabajos, nuestros problemas para manejar las fotocopiadoras modernas, el mal humor matutino y las veces que matamos a algún pariente para quedarnos durmiendo en casa.

Ahí llega el momento de la oferta, lo que incluye una descripción del trabajo a desarrollar, salario, clima laboral, etc , que posteriormente descubriremos que no se parece en nada a la realidad, y que, al igual que el novio divino se transformará en un sapo deteriorado al que tanto le costará darse cuenta que nos cortamos el pelo o que estrenamos un vestido nuevo, el trabajo de ensueño se convertirá en un empleito del que sólo tendremos ganas de huir.

Volveremos a casa masticando desilusión o con el celular en la mano esperando que suene para sugerirnos un segundo encuentro.

En esa estoy, en pleno amorío laboral, en etapa de conquista de selectores de personal y reclutadores de desocupados talentosos que saltan de escritorio en escritorio buscando pagar deudas, sentirse útiles nuevamente y gozar de quince fugaces días de vacaciones al año.

Como se acerca Marzo, las empresas y los EX se acuerdan de que se avecina un año largo, de crisis económica y afectiva, y arremeten con la búsqueda o con el (re) intento.

Así fue que "casualmente", en estos tres días a muchos se les ocurrió por (re) aparecer:

- Ben, recién llegado de un viaje por tierras muy lejanas, expresó sus ganas de vernos un día de estos.

- Norman, con su intermitente diálogo, dio señales de vida, anticipando un invierno demasiado solitario por su zona.

- "Alguien" se ocupó de decir presente, mediante mails y algún que otro chat estilo "paternal" para preguntar por el resultado de cada entrevista.

- Richard, que después de mucho tiempo, desbordó mi casilla de mails para decirme que mis ojitos esto y aquello, que anduvo recorriendo los bares a los que fuimos juntos, que Sabina sigue cantando aquella canción que le puso música a nuestra historia, que su matrimonio nunca pudo remontarse desde que me conoció y que quiere verme "sin ninguna doble intención".Como si después de semejantes palabritas yo fuera lo suficientemente inocente como para creer que sólo quiere verme para hablar del aumento en la tarifa de Edenor.


El año arrancó con un claro mensaje, el del cambio.Sacarme de mi trabajo anterior fue un aviso de que necesitaba cambiar de carril y retomar el camino que me llevara a un lugar mucho más placentero.
Lo mismo creo que va a ser necesario en lo afectivo: un nuevo rumbo, un norte inexplorado, un pasaje a lo nuevo, sin diálogos latentes en la memoria que se interpongan en cada posible intento de reencuentro, sin un pasado que condicione cada gesto, sin el desgaste de andar explicando que uno cambió, que ya no se busca lo mismo, que lo que servía ayer ya no sirve hoy y que definitivamente estar solo es mejor que andar acompañado a medias...



Post dedicado a mi amiga G, en el día de su cumpleaños.

miércoles, 14 de enero de 2009

Vuelta de página



Ya estoy de regreso en la ciudad. En la hamaca quedó la Blonda reflexiva y a mi casa me traje una que está en pausa, detenida ante la incertidumbre.

Ayer tuve que firmar el papeleo en Recursos Humanos: un contrato de mutuo acuerdo en la desvinculación ( ¿mutuo?) . Juro que al momento de poner mi nombre al pie sentí que el escribano, un señor que me duplicaba en años, me miraba con pena, como si ya hubiera visto demasiadas cabezas rodar frente a sus ojos.

Había pensado en salir de ahí y pasar por la oficina a despedirme de mis compañeros, pero no pude.No tuve ganas de poner la espalda para que me la palmeen, ni las mejillas para recibir besos falsos de los que tuvieron que ver en la decisión que me deja integrando la lista de desocupados de este país.

Sé que es tiempo de dar vuelta la página, de aspirar un aire renovado, pero todavía tengo impregnadas de tinta las yemas de los dedos.
Para arrancar de nuevo necesito hacerlo con una fuerza de la que hoy carezco.Mover contactos, devorar los clasificados, asistir a entrevistas que no terminan siendo lo buenas que parecían, requieren que tenga la cabeza fresca, y es lo que intento.

Necesito un tiempo, pero del que no se mide en horas.Un momento conmigo, para acomodar las ideas, para poner cada cosa en su casillero, como si quedarme sin trabajo me obligara a mirar varios aspectos de mi vida.


Necesito silencio.
No me sirve escuchar que me pregunten qué pienso hacer ni como voy a pagar mis gastos los meses que siguen.Algo inventaré, algo surgirá, y si no surge me iré. Irme no significa huir como una cobarde, con los brazos colgando sin ganas al costado del cuerpo y el paso lento al andar, sino buscar otros horizontes.España con amigas o Costa Rica con familia se barajan entre mis opciones. Es una decisión que no me gustaría tomar obligada, pero así y todo sigue siendo una opción.

Pido perdón por mi ausencia en los blogs amigos, en el Msn y hasta por no atender el teléfono. Es que ando sin ganas y me permito estar así.

Sólo de una pausa para tomar impulso uno puede pegar el gran salto.

domingo, 11 de enero de 2009

Futuro incierto




Demasiado vino, más sol y mucho tiempo libre suelen tener efectos colaterales en la mente de una reciente desempleada.

Descubrí que no puedo relajarme del todo, sobre todo ante la pregunta de "¿qué pensás hacer?" que me deja con un signo de pregunta en la punta de los dedos y que casi casi me obliga a enterrar la cabeza en la reposera para no tener que inventar una respuesta inteligente que en realidad me es imposible dar.

Hay otros momentos en que me descubro pensando en "matar el tiempo" aceptando invitaciones de tipos como Norman o Ben. Ahí es cuando siento un poco de miedo: miedo de creerme una mujer superada que va a poder manejar las situaciones cuando en realidad no lo soy tanto. Miedo de volver a la seguidilla de encuentros que rellenan el rato pero que terminan en la soledad de una taza de café al amanecer, con la mitad de la cama vacía y el perfume de alguno aún flotando entre las paredes de mi habitación. Miedo de perder mi norte y de ni siquiera poder saber dónde quedó mi sur.

Existen otros momentos, como el de ahora, en que me pongo a pensar que es domingo y en que creo por un instante que mañana voy a tener que subirme a un subte atestado de gente para llegar a la oficina a horario. El instante peor es el que sigue, en que descubro que eso ya no existe.

Por suerte, la angustia se disipa con un buen baño, una copa de vino en la hamaca paraguaya y una luna redonda como cómplice de una nueva noche en la que sé que detrás de un puto fracaso se esconde la posibilidad de un éxito,detrás de una despedida, la chance de un nuevo encuentro, y de espaldas al cierre de una etapa se encuentra esperando, sentada en cuclillas, una nueva oportunidad.


Un pasado que se fue perdiendo entre las hojas de un calendario amarillento.
Un presente ansioso e inquieto, que revuelve las neuronas en busca de una buena idea.
Un futuro incierto, con un cigarrillo encendido y una excusa en la mano, de pie en alguna esquina, esperando cruzarme por casualidad para poder avisarme que ya me alcanzó.

sábado, 10 de enero de 2009

Desde la hamaca paraguaya




Cuando este post se publique, gracias a las nuevas funciones de blogger que permiten programar el posteo, yo estaré tirada en la hamaca paraguaya junto a mi amiga Lola disfrutando de ser una desocupada más de la República Argentina.


Son pocos días ya el martes estaré de regreso para terminar el papeleo de mi desvinculación (que palabra tan fea).


Así como la vida nos juega alguna que otra mala pasada, también tiende a equilibrar la balanza, y de vez en cuando nos compensa con algo bueno.

Ayer, cuando llegué de la oficina con el notición recién pintado sobre la frente, me encontré con varios mails en la casilla del blog.

Todos eran de lectores desconocidos, de esos anónimos que se ocultan detrás del monitor y que sólo son un número entre las visitas del día porque no se animan a comentar.

De pronto, me encontré leyendo palabras sueltas que me cambiaban el día, que le daban mucho más sentido a lo que me había pasado, y sobre todo, que servían para confirmarme el rumbo que quiero darle a mi vida.

A ellos, que se tomaron la molestia de escribirme, de alentarme, de agradecerme por haber dicho algo en algún momento que les sirvió para tomar alguna decisión o para juntar fuerzas o para salir de la cama en un domingo gris, que me agradecen por escribir, que es lo que más amo en este mundo, a ellos van mis gracias.


Y a ustedes, porque al leer sus comentarios me dieron ganas de abrazarlos a todos, de que tomemos un Nesquik como en la infancia, mientras les digo que ésto de virtual no tiene nada.

El mundo blogger superó todas mis expectativas y no para de sorprenderme.Me regala amigos todo el tiempo, palabras de aliento, consejos, confianza, generosidad.Es una máquina de hacerme sonreír, de decirme cosas lindas, de sentirme acompañada aún de madrugada o en un domingo.

Así que este post es sólo para decirles que sus historias, sus nombres de fantasía, sus maneras de decir y sus caritas imaginarias forman parte de mi vida, y que eso me hace feliz.


Gracias, totales.



(Sí, estoy sensible)