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jueves, 4 de julio de 2013

La mamarrachada de Tatiana

La premisa de ‘Orphan Black’ por defecto siempre será mejor que cualquier desarrollo. Tener a una actriz tan solvente como Tatiana Maslany interpretando multitud de clones es tremendamente entretenido y fascina por la versatilidad de su actriz, que tanto te busca la vis cómica de una ama de casa algo desesperada como interpreta una loca o una rebelde que finge ser policía. Pero la serie de Graeme Manson y John Fawcett aguantó muy bien el tipo, teniendo en cuenta eso, que lo más divertido reside en el planteamiento.

Los últimos episodios, por lo tanto, fueron muy satisfactorios. Quemaron trama en dosis elevadas y apretaron el acelerador en un par de situaciones muy excesivas y hasta gratuitas. El momento pañuelo en la cocina fue divertido, macabra y todavía me pregunto a qué venía, pero sirvió para aclarar que ‘Orphan Black’ en esencia es una mamarrachada donde cualquier giro tiene cabida.

El argumento avanzó de forma predecible en los momentos más importantes y se nota que es una serie barata. La dirección deja bastante que desear en las escenas de Elena y en las ambientadas en discotecas, pero rinde cuando tiene que hacerlo. Con esto quiero decir cuando hay varias versiones de la misma persona en una habitación, pues la planificación de los movimientos está bien trabajada y Maslany está fantástica. 

Como espectador a menudo se me pasa por la cabeza que ella es todos los papeles y no hay episodio que deje de sorprenderme. Porque, cuando se piensa en Tatiana Maslany, se piensa en un abanico de la misma persona. Tiene facilidad para darles matices a todas sin entrar en histrionismos y en todos los papeles está bien. Y, viendo lo económica que es la serie, no da la impresión que tenga muchísimo tiempo para el arte, el ensayo y mentalizarse en qué piel tiene que estar en cada momento.

En realidad ‘Orphan Black’ se parece muchísimo a ‘Ringer’, pero para dejarla en evidencia. Sobre todo a Sarah Michelle Gellar, ya que demuestra que una buena actuación puede salvar una serie y hacer que su desarrollo, por absurdo que sea, sea la mar de entretenido. Claro que Manson y Fawcett, aunque se les vaya un poco la olla con los estilismos de ciertos fanáticos (muy noventeros), pasan de las tramas de relleno y no sienten que deban a su canal una trama teen como sí le ocurría a ‘Ringer’.

Eso sí, aún estoy esperando que me cuenten qué impide ir al programa de Oprah a Cozima, Sarah y Allison y que razonen el cliffhanger del final de temporada. Requiere un acto de fe bastante notable y deberían dar una explicación a la entrada de la segunda temporada. Porque, mejor seguro de vida que aparecer en televisión señalando con el dedo a los responsables, no hay ninguno. O por lo menos no es más peligrosa que su actual rutina diaria, siempre vigilando tras de sí que un matón nos las persiga para meterlas en un laboratorio para ratas.

miércoles, 19 de junio de 2013

Los hombros de Tatiana Maslany

Las asociaciones de críticos americanas están empeñadas en darle publicidad a Tatiana Maslany, la protagonista absoluta de ‘Orphan Black’. Saben que una serie de BBC America no entra precisamente en el radar de los Emmy, así que la reivindican tanto como pueden y hasta le entregaron el premio de actriz dramática de la temporada en los Critics’ Choice Awards. Puede que ni tan siquiera crean que es la mejor intérprete del año, pero quieren compensar su falta de visibilidad con un furor crítico que hacía tiempo que no se veía, como los propios Daniel Fienberg y Allan Sepinwall comentan cuando predican las virtudes de ‘Bunheads’.

Ella y ‘Orphan Black’ han conformado una historia muy interesante esta primavera. La serie se estrenó sin pena ni gloria pero, como venía de un canal que quiere abrirse mercado y tenía elementos de ciencia ficción, unos cuantos decidieron seguir con ella. Y, si bien todavía no la he terminado a diferencia de otros, está siendo una grata sorpresa. De esas series que queman trama como si no hubiera un mañana y con una Tatiana Maslany inmensa. Algo que, a tenor del piloto, era bastante improbable.

El argumento ideado por John Fawcett y Graeme Manson, el guionista de ‘Cube’, gira en torno a Sarah, una chica que solía tomar malas decisiones y que un buen día ve a una chica igualita que ella tirarse a las vías del tren. Entonces decide suplantar la identidad de la suicida, Beth, creyendo que era una hermana gemela que desconocía. Pero no sabe donde se mete cuando le usurpa la vida. No solamente Beth era agente de policía, sino que existen más chicas clavadas a ella y repartidas por el mundo. Vamos, que tenemos a Tatiana Maslany por partida doble y al cubo.

De momento, llevo cinco episodios. Uno de mediocre y cuatro que te tienen enganchado a la tele como si te fuera la vida en ello. Y es que el piloto tiraba a malo, como si se hubiera forzado a ser de cable con bastante mal gusto. Sólo así se explica lo grimoso de Felix, el amigo homosexual que aparece con bata de mujer y un tanga negro que hacía sangrar los ojos. O tanta Tatiana desnuda encima del mármol de la cocina de forma muy gratuita, al igual que el culo del novio de Beth. Todo con mucha seriedad, una fotografía fría y unos personajes que se esforzaban muchísimo en ser cínicos, rebeldes y de vuelta de todo.

Por suerte, en el segundo episodio entienden rápidamente que Sarah funciona mejor como chica inocente contra las cuerdas y que, a pesar de ser una oveja descarriada, no es una baratija desagradable, al igual que también le encuentran el punto a Felix como alivio cómico (y no resulta tan irritante). Si le sumamos que la trama avanza que da gusto y aparecen clones por todas partes, se convierte en un entretenimiento muy agradable. Me recuerda en cierto modo al segundo tramo de la primera temporada de ‘Nikita’, cuando decidían ir a por todas, pero menos trash y mejor.

Y Maslany está fantástica en todos sus personajes, negándose a caer en histrionismos para poder diferenciarlos y haciendo que cada una tenga su esencia. Calificarla de revelación es quedarse corto. Una actriz desconocida que carga todo el peso de una serie y probablemente con uno de los papeles más difíciles de la televisión. ¿Nos quitamos el sombrero, por favor?