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lunes, 10 de septiembre de 2012

La temporada 2012-2013 (I): Los recursos cómicos

Puede que el cable siga arriesgando para destacar en el mar de producciones de la televisión norteamericana, pero la los canales generalistas están en un camino completamente opuesto. La hornada del 2004 puede que fuera fructífera, reportara muchos ingresos y además fuera novedosa desde un punto de vista artístico, pero las networks desde entonces no dan pie con bola en el terreno dramático. Esto explicaría porqué los canales han dado un giro de género en sus programaciones y también que se haya apostado por series a primera vista más sencillas. Puede que impida ilusionarse con los proyectos que desembarcarán entre septiembre y octubre, pero también es cierto que FOX, por ejemplo, perdió unos cuantos millones por culpa de Terra Nova, su gran apuesta. Pero, yendo más al grano, he aquí el análisis de esta temporada que publicaré por fascículos durante toda la semana y que hoy toca centrar en la comedia, que reina otra vez.

2 Broke Girls y New Girl fueron los éxitos más inmediatos e indiscutibles de la temporada pasada, así que no es de extrañar que el género se haya expandido por las programaciones de todos los canales. De esta forma se ha consolidado la tendencia de los últimos años, desde que ABC decidió crear su noche de comedias liderada por Modern Family, y todas las networks importantes (lo que excluye a la CW) ahora cuentan entre sus filas con varios bloques de comedia.

La ventaja de este formato es que, a diferencia de los dramas, tiene el don de atraer al público joven. En mi opinión, se puede deber a dos factores: aguanta mejor los cortes de publicidad y su visionado en comunidad añade valor a la obra (“quants més siguem, més riurem” que diríamos en Catalunya). Y encima tiene una ventaja fundamental para los canales y sus productoras: la sindicación. Al igual que los dramas procedimentales, como sus episodios funcionan como unidades independientes de entretenimiento, tienen en el cable otra vía de explotación. Lo que significa que las comedias de éxito pueden vender sus reposiciones a canales más pequeños (Friends aún consigue unas audiencias aceptables, por ejemplo) y hasta les da una segunda vida (las viejas repeticiones de Cómo Conocí a Vuestra Madre afectaron positivamente la presenta temporada, donde los capítulos originales marcaron máximos), a la vez que ganan dinero.

Ahora la ABC no sólo tendrá la noche de los miércoles con Neighbours como novata y un bloque de comedias jóvenes los martes (Happy Endings y Apartment 23), sino otro de sitcoms rancias los viernes (Last Man Standing con Tim Allen y Malibu Country). La FOX mantendrá la noche de animación adulta de los domingos y ampliará a dos horas las comedias de los martes (se estrenarán Ben and Kate y The Mindy Project, de la que ya he hablado). La NBC seguirá con sus jueves de comedia, pero intentará que le hagan caso con comedias supuestamente más familiares los miércoles (Animal Practice y Guys With Kids), tendrá otra hora los martes con comedias más adultas pero no intelectualoides (Go On y The New Normal, cuyos pilotos ya están disponibles) y además emitirá Whitney y Community los domingos (un tándem raro, raro). Y, finalmente, la CBS confiará en 2 Broke Girls para liderar los lunes junto con How I Met Your Mother, estrenará allí el regreso de los creadores de Will & Grace, Partners, sobre dos parejas amigas, una homosexual y otra heterosexual, y en cambio juntará The Big Bang Theory con Two and a Half Man los jueves, en lo que se considera un power block.

¿Y con qué novedades me quedo a priori?
De momento, con el homenaje a las rom-coms de Mindy Kaling, The Mindy Project, y con esa broma llamada Neighbors sobre unos recién llegados que descubren que toda urbanización está habitada por aliens. No porque crea que vaya a ser buena sino porque a primeras compro cualquier planteamiento cachondo con aliens. Soy así de básico, sí. Y, que conste, las veré todas y seguro que seguiré unas cuantas más, incluyendo esa rabia de serie llamada The New Normal y al sobreactuado Matthew Perry en Go On.

P.D.Podcast: Mi programa de radio online también regresa este septiembre y justamente abordo con mi compañera, Marina Such, algunos de los pilotos de comedia que ya hemos podido ver. Por si no lo habíais escuchado nunca, ahora es un buen momento para subirse al carro con el inicio de la temporada televisiva. Sólo somos dos teléfilos con ganas de charlar y analizar series. Aquí tenéis la guía del programa:
- 0’: Presentación y The New Normal, la nueva serie de Ryan Murphy.
- 14’: The Mindy Project, el homenaje a las rom-coms de Mindy Kaling.
- 24’: Animal Practice y el mono robaescenas.
- 31’: Elementary, Sherlock Holmes en Nueva York.
- 41’: Revolution, el drama high-concept de la temporada.
- 59’: Doctor Who, el estreno de temporada y unas cuantas hipótesis.

sábado, 16 de junio de 2012

La comedia moderna

Las comedias dirigidas al público joven cada vez están más desatadas. Los personajes tienden a la histeria con mucha facilidad, los guionistas juegan bastante con las formas y muy a menudo hacen alarde de un humor muy referencial. Incluso series de corte tan racio de la CBS como The Big Bang Theory y 2 Broke Girls intentan ir por este camino a pesar de estar limitadas por su formato con público en directo. Pero, si nos fijamos en las demás y en las redes sociales, se llevan otras de más modernas.

Así se entiende porqué Community es la comedia que genera más veneración entre este público. Cumple con los requisitos al pie de la letra. Tiene unos protagonistas muy encasillados y bastante límites, y se divierte homenajeando continuamente otras obras de ficción. Con esta excusa, no solamente opta por mencionar películas y series, sino que también adquiere algunos de sus recursos para cambiar la forma de lo que solemos considerar una comedia de veinte minutos para televisión. Los ejemplos más flagrantes siempre serán Modern Warfare y su veneración al género de acción, A Fistful of Paintballs con el western y Pillows and Blankets, que se basaba en el documental The Civil War de Ken Burns (del que también absorbió bastante The Pacific).
La otra que la sigue es Cómo Conocí a Vuestra Madre. Posiblemente no se divierte haciendo alusión a otros programas con tanta facilidad, pero sí que optó por otra clase de referencialidad, a sí misma, creando una mitología y un vocabulario impropios de una sitcom. Puede que Friends tuviera sus cortes de mangas y bromas privadas, pero el afán de Carter Bays y Craig Thomas de tener un arsenal propio es bastante exagerado. Con la excusa de que es un torpe relato que cuenta un padre a sus hijos, cambia constantemente el orden de los hechos, engaña dejando pistas en las escenas y juega con la percepción del espectador. Y con las expectativas de un espectador que constantemente oye referencias a una madre muy esquiva.

Penny, Zooey y la zorra

En esta línea han ido otras series más noveles como Happy Endings y New Girl por distintas razones. La primera por algunas tramas francamente absurdas, referencias pop y unos personajes especialmente histriónicos, encabezados por Penny. La segunda, por ser tan radicalmente moderna, aprovechando el charm de Zooey Deschanel e ignorando el timing cómico más tradicional. Todavía me pregunto si es algo buscado o simplemente es que se trata de una comedia fallida, porque de otra forma no logro entender la gritona interpretación de Jake M. Johnson y que le dejen seguir por ese camino.
Y, un poquito también de vuelta del género, llegó esta primavera Don’t Trust the Bitch in Apartment 23 sobre una chica ingenua que comparte piso en Manhattan con una zorra egoísta llamada Chloe. De esas series que, al igual que 30 Rock, tienen un gag cada treinta segundos aunque bastante más pasada de rosca, probablemente porque su creadora Nahnatchka Khan estuvo influenciada por su trabajo anterior, sus seis años en American Dad. Puede que sus juegos metatelevisivos protagonizados por James Van der Beek justamente no sean su fuerte, pero el trabajo que hacen con Chloe, la zorra del título, permiten que sea una serie altamente recomendable. Sobre todo porque Krysten Ritter está en estado de gracia, ya sea quitándose las bragas o sonriendo a su compañera de piso mientras se masturba en la bañera. Lo da todo.
La paradoja

Por todas estas series, es comprensible que Modern Family pueda ganar el Emmy a la mejor comedia por tercer año consecutivo. No intenta innovar, engloba un público muy amplio y encima tiene unos guiones sin mácula. Y, entre tanto histerismo y ganas de innovar y pasar de las viejas fórmulas y recursos, lo más clásico (que no rancio) acaba siendo el soplo de aire fresco de la programación, paradójicamente. Puede que Community sea más estimulante cuando tiene un buen episodio, que se hable más del Robingate y que Apartment 23 tenga alguno de los gags más divertidos del año, pero de momento no hay ninguna comedia joven y/o moderna con semejante halo de perfección. Por lo menos desde que a Tina Fey le empezaron a fallar dos chistes de cada tres.

jueves, 23 de febrero de 2012

La rabia de Nick

Algunas veces se crea una especie de nebulosa de percepción y los astros se alinean para que la gente pare atención a una serie que, de otra forma, seguramente pasaría sin pena ni gloria por la televisión y diría que este era el caso de New Girl. La cadena FOX tenía problemas con las comedias de veinte minutos de carne y hueso y mostró el primer episodio por internet para abrir el boca. Lo extraño es que, sin ser un episodio redondo, consiguió que hubiera bastante interés para el día del estreno y se convirtió en la comedia revelación de la temporada, mejorando las audiencias de Glee, su lead-in en la parrilla.


Las claves de semejante éxito no sabría nombrarlas. Quizá se había menospreciado el poder de Zooey Deschanel y de cómo había calado entre el público con 500 Días Juntos. Al fin y al cabo, la Jess que protagoniza la comedia es mucho más bondadosa pero igualmente mona y moderna. O quizá simplemente se creo un hype bastante injustificado a partir de las bases modernas y el público lo siguió porque, a fin de cuentas, nadie se puede perder aquello de lo que se está hablando. Es la clave de la cultura de masas y, según los registros de audiencias, el público joven estaba atento.


New Girl, sin embargo, no estaba conceptualmente asentada. Tuvieron que cambiar un personaje en el segundo episodio porque Damon Wayans Jr, que aparecía en el piloto, había renovado temporada con la muy superior Happy Endings y después necesitaron averiguar qué querían poner encima de la mesa aparte de una protagonista muy adorkable. Pero, después de unos cuantos titubeos, New Girl por fin sabe quién es y ha dejado de ser una comedia en construcción: los actores y sus personajes han encontrado el tono, las interacciones se han clarificado, Jess se ha integrado mejor en el piso compartido y el sentido del humor también está resuelto. La cuestión es si este resultado final es satisfactorio.


En mi opinión, no del todo. Tiene detalles simpáticos, algunos episodios bastante conseguidos (el de Navidad) y Deschanel me parece tan cándida como graciosa. El problema es que por el camino también se han convertido en una serie bastante desagradable y todo por querer abrazar la rabia de Nick, el compañero de piso inseguro que a la mínima salta. Se pasó un episodio entero gritando a pleno pulmón y, como a ellos les debió parecer original, desde entonces sólo se relaciona y se enfrenta a los conflictos con irritación y enojo.


Este recurso podría funcionar si New Girl quisiera ser más sitcom tradicional y menos comedia moderna. Pero como quiere ser (o no saber ser otra cosa que) un tanto conceptual, la energía de la serie se tuerce. Y por esto he llegado a la conclusión que sus responsables deben ser incapaces de escribir una comedia y ser graciosos y entrañables a la vez (porque podría serlo y sería mucho mejor) y por eso se escudan en la modernidad que gracias a Deschanel no se les puede negar. Y serán modernos, sí, pero también unos ineptos.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Los Globos, el 'hype' y Madeleine

Los Globos de Oro siempre se han comportado como los nuevos ricos de los premios. En lugar de decidir qué series y películas son las mejores del año, parecen funcionar de otra forma. En el caso de las películas, por más que digan que son la antesala de los Oscar, siempre recopilan las impresiones de todos los críticos que ya se han posicionado. Pero, cuando se trata de televisión, optan por mencionar las series con más hype (que nada tiene que ver con la calidad) y esos actores y actrices que tuvieron una carrera más o menos estelar en el mundo del cine (dando a entender, de manera muy poco sutil, que la televisión es un arte menor en comparación con el cine). Estas son algunas de las impresiones que he sacado del anuncio de las nominaciones de estos días:


Como el “dar de qué hablar” parece ser su criterio fundamental, Ryan Murphy está presente por partida doble. Primero, Glee repite en la categoría de comedia como si nadie se hubiera enterado que la serie ha perdido cualquier ápice de calidad, si es que alguna vez lo tuvo (y no eran simplemente espejismos). Pero lo verdaderamente indignante es que American Horror Story se haya colado en la categoría de mejor drama entre Homeland, Boss, Game of Thrones y Boardwalk Empire. Que haya pasado por delante de Breaking Bad y The Good Wife es un escándalo. No deja de ser curioso, además, que ninguno de los dos protagonistas esté nominado a diferencia de los espléndidos Claire Danes y Damien Lewis por Homeland. Vamos, sólo con esta nominación demuestran cuánto quieren demostrar que son cool y cuanto se dejan llevar por el ruido mediático. De hecho, casi da la impresión que no ha habido una sola serie veterana que haya cumplido, puesto que todas menos Boarwalk Empire son proyectos estrenados este año.


También es gracioso que, aparte de Glee, New Girl se haya colado entre las comedias del año por delante de 30 Rock, Parks and Recreation, Louie, Entourage, Cougar Town, The Middle o Cómo Conocí a Vuestra Madre. En serio, cualquier serie de estas chirriaría menos que estas dos inclusiones que buscan el beneplácito de los fieles seguidores que la siguen. Los Globos siempre han tenido esa tendencia a votar por aquello que más brilla, aunque no sea oro, y además encontrar la aceptación de ciertos públicos. Más comprensible, en cambio, es que Zooey Deschanel esté entre las actrices de comedia. Puede que su serie no me convenza, pero la sostiene ella solita y es lo único destacable de semejante decepción.


Pero cualquiera que siga este blog y/o el podcast de Yo Disparé a J.R. sabrá que hay una buena noticia: Madeleine Stowe es candidata a la mejor actriz dramática junto con monstruos de la talla de Danes y Julianna Margulies (¿cómo puede ser la única intérprete de The Good Wife nominada?). Sí, está allí porque hizo El Último Mohicano y tuvo carrera en el cine, pero no quita que se lo merezca (aunque estoy seguro que no lo tuvo en cuenta la prensa extranjera). Sea como sea, espero que gane y, si no lo hace, quiero verla aplaudiendo mientras suelta una de sus sonrisas marca de la casa. Sería una dulce venganza poder verla fusilando mentalmente a todos los presentes. En especial a los que eligieron los candidatos de unos premios tan ridículos como estos.


(La próxima vez que escriba supongo que será para acabar de publicar la lista de lo mejor del año, que ya es hora.)

jueves, 1 de diciembre de 2011

Las nuevas graciosas

Las mujeres graciosas de Hollywood deben haber sido uno de los temas estrellas del año, sobre todo con el bombazo que protagonizaron las chicas de La Boda de mi Mejor Amiga (Bridesmaids). Los Emmy estuvieron influenciados por ellos (Melissa McCarthy, ejem) y ha habido casi tantos reportajes y ensayos como en los tres primeros años de 30 Rock, cuando Tina Fey dominaba el mundo. Pero ahora AOL TV ha decidido publicar su propia lista de las mujeres más divertidas de la televisión con una extraña regla: no mencionar aquellas que ya están en el Olimpo de las Diosas custodiado por Amy Poehler, la propia Fey y donde seguramente también se encuentra ya Kristen Wiig, la protagonista y guionista de Bridesmaids que lleva años salvando el Saturday Night Live del desastre.


Justo porque sus normas impiden la entrada de grandes como Julie Bowen, la lista permite que se incluyan algunas recién llegadas como Ashley Rickards de Awkward y Jane Levy de Suburgatory, que se disputan los dos últimos puestos en una batalla un tanto desigual: mientras que Rickards es la estrella de su propia serie y aguanta el peso, la pobre Levy vive en la sombra de Cheryl Hines, que eleva la calidad del producto final sólo con su presencia.


De hecho, de no ser por la experimentada Hines (que también intuyo que la consideran integrante del Hall of Fame de las graciosas), habría tocado pasar página con Suburgatory, que tanto engañó con los episodios posteriores al estreno. Eran inspirados, divertidos y elaborados y, desde entonces, la comedia se ha quedado a medio gas. No es una cuestión de que los gags parten de una base errónea, pero siempre se quedan a unos centímetros de la gloria (y los 'casis' en comedia son muy frustrantes). Por suerte, cuando Hines pasa por allí llena los vacíos de la escena con su extremada sonrisa e inocente mirada, que dotan al discurso de humanidad y a la serie de comicidad, rematando sus momentos. Quiero un spin-off para Dallas Royce.


El resto de la lista está compuesto por la misma McCarthy en el segundo puesto (fruto del efecto Bridesmaids que les impide ver que en Mike & Molly no mola tanto y que además es una veterana), Christina Applegate (por eso de resurgir de las cenizas), Busy Phillips, Alison Brie, Kat Dennings, Casey Wilson (ay, Penny...), dos actrices tan poco mediáticas como Retta y Mindy Kaling y, encabezando el ránking, Zooey Deschanel. La excusa para ponerla en la cima es que, no sólo protagoniza la nueva comedia más exitosa (mentira, que este título lo tienen 2 Broke Girls), sino que se ha reafirmado en su adorabilidad y ha sorprendido a sus seguidores siendo capaz de llevar el peso de New Girl con su abundante carisma.


Sin negar que la hermanita de Emily hace un extraordinario trabajo en la serie de FOX, también es verdad que sigo pensando que New Girl no está a su altura y el último episodio emitido, el de las campanas, no hace más que confirmarlo. Paradójicamente, debe ser el mejor hasta la fecha con un equilibrio insólito entre los personajes y una muy necesaria exploración de la humanidad de Winston, pero he llegado a la conclusión que no compartimos humor (o que debe depurarse aún más).


En mi opinión, los guionistas tienen un problema si piensan que ver a dos hombres hechos y derechos gritándose durante 10 minutos (la mitad del episodio) tiene gracia. Es hasta desagradable de ver (y no de una manera buscada a la Gervais). Lástima que la curiosidad por seguir viendo a Zooey hará que vuelva aquí una y otra vez a hablar sobre cuánto me frustra New Girl.

viernes, 18 de noviembre de 2011

El rollo de New Girl

Sobre el papel, New Girl mola. Es una comedia sobre unos no-tan-jóvenes que comparten piso y que opta por un humor distinto que cuesta definir. No busca la carcajada, no es totalmente de vergüenza ajena, no es referencial. Quizá podríamos englobarla dentro de ese grupo de comedias que quiere hacerte partícipe de su rollo y que disfrutes más con el ambiente que con los gags. Y está Zooey Deschanel, que es muy cool, muy mona y, sobre todo, adorkable.


Pero la realidad es otra. Desde que se estrenó en septiembre con unas cifras alucinantes (que han bajado tras el parón al que la sometió FOX), le dejé un margen para que perfilara su estilo y decidiera por dónde prefería ir, pues el factor novedad de la protagonista no podía durar eternamente. Como comentó Montse Cebrián de Bytheway en Yo Disparé a J.R., Jess es una especie de unicornio que vive en un mundo que no es el suyo. Pero la rutina algún día debía instalarse en el piso que comparte con tres chicos, al igual que la serie debía encontrar su tono. Hay una parte positiva en todo esto: ya tienen un tono muy consolidado. La mala, en mi opinión, es que no cuaja.


No hay manera que entre, por ejemplo, en el humor que debería desprender Schmidt. Es un patético intento de sex-symbol y el personaje más cómico sólo por detrás de Jess, pero no hay exceso en él que me divierta. Se podría decir que es la voluntad de los guionistas, que la gracia esté en lo forzado que es, pero simplemente me resulta forzado. Al igual que tampoco me resulta gracioso que Winston dé miedo y sea antipático. Simplemente me da miedo y me cae muy antipático. Sólo se salva de la quema Nick justamente porque no pretenden que sea gracioso y ejerce de straight-man, además de tener una química con Jess que sí desprende autenticidad.


Es por la química entre ellos dos, que da para alguna escena entrañable, que sigo viendo New Girl semana tras semana. Bueno, y también para descubrir qué es lo que tiene esta serie que hay tanta gente que la sigue mientras que yo mientras la veo sólo puedo pensar “casi (tiene gracia)”, “casi (rematan la broma)”, “casi (resulta genuinamente entrañable)”. Claro que también he leído bastantes comentarios por ahí parecidos al mío, de personas que ven la serie sólo para ver si descifran qué ven los otros en ella (¿somos estos unos pocos o somos la mayoría y vivimos todos una mentira fruto de un desmesurado hype?).


Porque la catálogo dentro del grupo de series de “debes encontrar un nexo de unión y después todo viene rodado”, seguiré dándole el beneficio de la duda, lo que no quita que piense que es una serie fallida o una serie muy conseguida cuyo concepto y resultado no me gustan. Y tengo curiosidad por ver una escena de la que ya ha hablado Justin Long (que tiene un arco en la serie) en la que él se rió durante todo el rodaje dificultando las cosas al equipo, como jamás le había ocurrido. Si entonces soy incapaz de soltar una breve carcajada (ni de esas que parece que te estés aclarando la garganta), me daré completamente por vencido y asumiré que o no entiendo nada de nada o New Girl no vale ni un duro.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

La adorable Zooey

A las comedias les ocurre al revés que a los dramas: los primeros episodios, en lugar de ser de lo mejor, están menos inspirados. Deben demostrar tantas cosas (¡con gracia!) que muchas veces hacen un popurrí atropellado que combina una premisa, la presentación de los personajes y encima deben demostrar qué clase de humor quieren escribir. Modern Family, por ejemplo, hizo un piloto tan perfecto que incluso quedó frío (aunque brindó ese momento Rey León que está en nuestras mentes para la eternidad), y Community y Cougar Town tardaron varias semanas en saber qué clase de gags les funcionaban mejor.


Por esto cuando llega el otoño no presto demasiada atención a las nuevas sitcoms. Cuesta tener expectativas porque lo más importante nunca son sus actores y los planteamientos; lo son los guiones y el estilo que quiera adoptar y, dependiendo de cómo funcionen los gags, funcionará la serie. Las comedias siempre se tiran a la piscina. O tienen gracia o no la tienen. Do or Die.


New Girl, la única sitcom de la que he podido ver el piloto, de momento está en fase de prueba. Lo de menos es que vaya sobre una chica de pueblo con el corazón roto que empieza a vivir con tres solteros. Sí que importa, en cambio, que los gags se presenten de una forma bastante atropellada. Es un defecto que le atribuimos al hecho de ser piloto, pero nadie ha demostrado lo contrario. Y tampoco es buena señal que el gag sobre Dirty Dancing sea el clímax que quiera enganchar al espectador. Si creyeron que era un momento muy bien construido, estaban equivocados.


Lo que sí tiene gracia, en cambio, es Zooey Deschanel. Esta musa moderna que ha tenido momentos muy poco inspirados (estoy seguro que El Incidente de M. Night Shyamalan sería mucho mejor si ella no apareciese por allí) y otros icónicos (500 Días Juntos) podría ser cansina sobre todo en una serie que juega todas sus cartas en la adorabilidad de la actriz. Sin embargo, la chica tiene chispa y consigue transmitir, como dijo Montsinya en el último podcast de Yo Disparé a J.R., su condición de unicornio, de bestia preciosa que proviene de otro mundo (de aquí que, siendo tan mona, ni se dé cuenta de su potencial). Sé que hay opiniones muy divergentes al respecto, pero de momento yo compro a esta Zooey naíf, aunque nunca haya podido escuchar más de dos canciones suyas seguidas.


Igualmente no me fío de las comedias y aún menos me atrevo a hacer predicciones. Creía, por ejemplo, que Apartment 23 sería divertidísima con James Van der Beek parodiándose y ya la dan por muerta (críticamente hablando) mientras que 2 Broke Girls recibe elogios cuando tenía muy mala pinta. Y tengo la impresión que New Girl, pudiendo ir por el buen camino, irá por otro (el de quemarse en 13 episodios). Todo dependerá de que sepa encontrar su nicho de humor y que sepa diferenciarse de todas esas otras series sobre compañeros de pisos, que hay demasiadas y hasta cuesta diferenciar las malas (Friends with Benefits, Mad Love) de las buenas (Happy Endings).