lunes, 10 de septiembre de 2012
La temporada 2012-2013 (I): Los recursos cómicos
sábado, 16 de junio de 2012
La comedia moderna
jueves, 23 de febrero de 2012
La rabia de Nick
Algunas veces se crea una especie de nebulosa de percepción y los astros se alinean para que la gente pare atención a una serie que, de otra forma, seguramente pasaría sin pena ni gloria por la televisión y diría que este era el caso de New Girl. La cadena FOX tenía problemas con las comedias de veinte minutos de carne y hueso y mostró el primer episodio por internet para abrir el boca. Lo extraño es que, sin ser un episodio redondo, consiguió que hubiera bastante interés para el día del estreno y se convirtió en la comedia revelación de la temporada, mejorando las audiencias de Glee, su lead-in en la parrilla.
Las claves de semejante éxito no sabría nombrarlas. Quizá se había menospreciado el poder de Zooey Deschanel y de cómo había calado entre el público con 500 Días Juntos. Al fin y al cabo, la Jess que protagoniza la comedia es mucho más bondadosa pero igualmente mona y moderna. O quizá simplemente se creo un hype bastante injustificado a partir de las bases modernas y el público lo siguió porque, a fin de cuentas, nadie se puede perder aquello de lo que se está hablando. Es la clave de la cultura de masas y, según los registros de audiencias, el público joven estaba atento.
New Girl, sin embargo, no estaba conceptualmente asentada. Tuvieron que cambiar un personaje en el segundo episodio porque Damon Wayans Jr, que aparecía en el piloto, había renovado temporada con la muy superior Happy Endings y después necesitaron averiguar qué querían poner encima de la mesa aparte de una protagonista muy adorkable. Pero, después de unos cuantos titubeos, New Girl por fin sabe quién es y ha dejado de ser una comedia en construcción: los actores y sus personajes han encontrado el tono, las interacciones se han clarificado, Jess se ha integrado mejor en el piso compartido y el sentido del humor también está resuelto. La cuestión es si este resultado final es satisfactorio.
En mi opinión, no del todo. Tiene detalles simpáticos, algunos episodios bastante conseguidos (el de Navidad) y Deschanel me parece tan cándida como graciosa. El problema es que por el camino también se han convertido en una serie bastante desagradable y todo por querer abrazar la rabia de Nick, el compañero de piso inseguro que a la mínima salta. Se pasó un episodio entero gritando a pleno pulmón y, como a ellos les debió parecer original, desde entonces sólo se relaciona y se enfrenta a los conflictos con irritación y enojo.
Este recurso podría funcionar si New Girl quisiera ser más sitcom tradicional y menos comedia moderna. Pero como quiere ser (o no saber ser otra cosa que) un tanto conceptual, la energía de la serie se tuerce. Y por esto he llegado a la conclusión que sus responsables deben ser incapaces de escribir una comedia y ser graciosos y entrañables a la vez (porque podría serlo y sería mucho mejor) y por eso se escudan en la modernidad que gracias a Deschanel no se les puede negar. Y serán modernos, sí, pero también unos ineptos.
viernes, 16 de diciembre de 2011
Los Globos, el 'hype' y Madeleine
Los Globos de Oro siempre se han comportado como los nuevos ricos de los premios. En lugar de decidir qué series y películas son las mejores del año, parecen funcionar de otra forma. En el caso de las películas, por más que digan que son la antesala de los Oscar, siempre recopilan las impresiones de todos los críticos que ya se han posicionado. Pero, cuando se trata de televisión, optan por mencionar las series con más hype (que nada tiene que ver con la calidad) y esos actores y actrices que tuvieron una carrera más o menos estelar en el mundo del cine (dando a entender, de manera muy poco sutil, que la televisión es un arte menor en comparación con el cine). Estas son algunas de las impresiones que he sacado del anuncio de las nominaciones de estos días:
Como el “dar de qué hablar” parece ser su criterio fundamental, Ryan Murphy está presente por partida doble. Primero, Glee repite en la categoría de comedia como si nadie se hubiera enterado que la serie ha perdido cualquier ápice de calidad, si es que alguna vez lo tuvo (y no eran simplemente espejismos). Pero lo verdaderamente indignante es que American Horror Story se haya colado en la categoría de mejor drama entre Homeland, Boss, Game of Thrones y Boardwalk Empire. Que haya pasado por delante de Breaking Bad y The Good Wife es un escándalo. No deja de ser curioso, además, que ninguno de los dos protagonistas esté nominado a diferencia de los espléndidos Claire Danes y Damien Lewis por Homeland. Vamos, sólo con esta nominación demuestran cuánto quieren demostrar que son cool y cuanto se dejan llevar por el ruido mediático. De hecho, casi da la impresión que no ha habido una sola serie veterana que haya cumplido, puesto que todas menos Boarwalk Empire son proyectos estrenados este año.
También es gracioso que, aparte de Glee, New Girl se haya colado entre las comedias del año por delante de 30 Rock, Parks and Recreation, Louie, Entourage, Cougar Town, The Middle o Cómo Conocí a Vuestra Madre. En serio, cualquier serie de estas chirriaría menos que estas dos inclusiones que buscan el beneplácito de los fieles seguidores que la siguen. Los Globos siempre han tenido esa tendencia a votar por aquello que más brilla, aunque no sea oro, y además encontrar la aceptación de ciertos públicos. Más comprensible, en cambio, es que Zooey Deschanel esté entre las actrices de comedia. Puede que su serie no me convenza, pero la sostiene ella solita y es lo único destacable de semejante decepción.
Pero cualquiera que siga este blog y/o el podcast de Yo Disparé a J.R. sabrá que hay una buena noticia: Madeleine Stowe es candidata a la mejor actriz dramática junto con monstruos de la talla de Danes y Julianna Margulies (¿cómo puede ser la única intérprete de The Good Wife nominada?). Sí, está allí porque hizo El Último Mohicano y tuvo carrera en el cine, pero no quita que se lo merezca (aunque estoy seguro que no lo tuvo en cuenta la prensa extranjera). Sea como sea, espero que gane y, si no lo hace, quiero verla aplaudiendo mientras suelta una de sus sonrisas marca de la casa. Sería una dulce venganza poder verla fusilando mentalmente a todos los presentes. En especial a los que eligieron los candidatos de unos premios tan ridículos como estos.
(La próxima vez que escriba supongo que será para acabar de publicar la lista de lo mejor del año, que ya es hora.)
jueves, 1 de diciembre de 2011
Las nuevas graciosas
Las mujeres graciosas de Hollywood deben haber sido uno de los temas estrellas del año, sobre todo con el bombazo que protagonizaron las chicas de La Boda de mi Mejor Amiga (Bridesmaids). Los Emmy estuvieron influenciados por ellos (Melissa McCarthy, ejem) y ha habido casi tantos reportajes y ensayos como en los tres primeros años de 30 Rock, cuando Tina Fey dominaba el mundo. Pero ahora AOL TV ha decidido publicar su propia lista de las mujeres más divertidas de la televisión con una extraña regla: no mencionar aquellas que ya están en el Olimpo de las Diosas custodiado por Amy Poehler, la propia Fey y donde seguramente también se encuentra ya Kristen Wiig, la protagonista y guionista de Bridesmaids que lleva años salvando el Saturday Night Live del desastre.
Justo porque sus normas impiden la entrada de grandes como Julie Bowen, la lista permite que se incluyan algunas recién llegadas como Ashley Rickards de Awkward y Jane Levy de Suburgatory, que se disputan los dos últimos puestos en una batalla un tanto desigual: mientras que Rickards es la estrella de su propia serie y aguanta el peso, la pobre Levy vive en la sombra de Cheryl Hines, que eleva la calidad del producto final sólo con su presencia.
De hecho, de no ser por la experimentada Hines (que también intuyo que la consideran integrante del Hall of Fame de las graciosas), habría tocado pasar página con Suburgatory, que tanto engañó con los episodios posteriores al estreno. Eran inspirados, divertidos y elaborados y, desde entonces, la comedia se ha quedado a medio gas. No es una cuestión de que los gags parten de una base errónea, pero siempre se quedan a unos centímetros de la gloria (y los 'casis' en comedia son muy frustrantes). Por suerte, cuando Hines pasa por allí llena los vacíos de la escena con su extremada sonrisa e inocente mirada, que dotan al discurso de humanidad y a la serie de comicidad, rematando sus momentos. Quiero un spin-off para Dallas Royce.
El resto de la lista está compuesto por la misma McCarthy en el segundo puesto (fruto del efecto Bridesmaids que les impide ver que en Mike & Molly no mola tanto y que además es una veterana), Christina Applegate (por eso de resurgir de las cenizas), Busy Phillips, Alison Brie, Kat Dennings, Casey Wilson (ay, Penny...), dos actrices tan poco mediáticas como Retta y Mindy Kaling y, encabezando el ránking, Zooey Deschanel. La excusa para ponerla en la cima es que, no sólo protagoniza la nueva comedia más exitosa (mentira, que este título lo tienen 2 Broke Girls), sino que se ha reafirmado en su adorabilidad y ha sorprendido a sus seguidores siendo capaz de llevar el peso de New Girl con su abundante carisma.
Sin negar que la hermanita de Emily hace un extraordinario trabajo en la serie de FOX, también es verdad que sigo pensando que New Girl no está a su altura y el último episodio emitido, el de las campanas, no hace más que confirmarlo. Paradójicamente, debe ser el mejor hasta la fecha con un equilibrio insólito entre los personajes y una muy necesaria exploración de la humanidad de Winston, pero he llegado a la conclusión que no compartimos humor (o que debe depurarse aún más).
En mi opinión, los guionistas tienen un problema si piensan que ver a dos hombres hechos y derechos gritándose durante 10 minutos (la mitad del episodio) tiene gracia. Es hasta desagradable de ver (y no de una manera buscada a la Gervais). Lástima que la curiosidad por seguir viendo a Zooey hará que vuelva aquí una y otra vez a hablar sobre cuánto me frustra New Girl.
viernes, 18 de noviembre de 2011
El rollo de New Girl
Sobre el papel, New Girl mola. Es una comedia sobre unos no-tan-jóvenes que comparten piso y que opta por un humor distinto que cuesta definir. No busca la carcajada, no es totalmente de vergüenza ajena, no es referencial. Quizá podríamos englobarla dentro de ese grupo de comedias que quiere hacerte partícipe de su rollo y que disfrutes más con el ambiente que con los gags. Y está Zooey Deschanel, que es muy cool, muy mona y, sobre todo, adorkable.
Pero la realidad es otra. Desde que se estrenó en septiembre con unas cifras alucinantes (que han bajado tras el parón al que la sometió FOX), le dejé un margen para que perfilara su estilo y decidiera por dónde prefería ir, pues el factor novedad de la protagonista no podía durar eternamente. Como comentó Montse Cebrián de Bytheway en Yo Disparé a J.R., Jess es una especie de unicornio que vive en un mundo que no es el suyo. Pero la rutina algún día debía instalarse en el piso que comparte con tres chicos, al igual que la serie debía encontrar su tono. Hay una parte positiva en todo esto: ya tienen un tono muy consolidado. La mala, en mi opinión, es que no cuaja.
No hay manera que entre, por ejemplo, en el humor que debería desprender Schmidt. Es un patético intento de sex-symbol y el personaje más cómico sólo por detrás de Jess, pero no hay exceso en él que me divierta. Se podría decir que es la voluntad de los guionistas, que la gracia esté en lo forzado que es, pero simplemente me resulta forzado. Al igual que tampoco me resulta gracioso que Winston dé miedo y sea antipático. Simplemente me da miedo y me cae muy antipático. Sólo se salva de la quema Nick justamente porque no pretenden que sea gracioso y ejerce de straight-man, además de tener una química con Jess que sí desprende autenticidad.
Es por la química entre ellos dos, que da para alguna escena entrañable, que sigo viendo New Girl semana tras semana. Bueno, y también para descubrir qué es lo que tiene esta serie que hay tanta gente que la sigue mientras que yo mientras la veo sólo puedo pensar “casi (tiene gracia)”, “casi (rematan la broma)”, “casi (resulta genuinamente entrañable)”. Claro que también he leído bastantes comentarios por ahí parecidos al mío, de personas que ven la serie sólo para ver si descifran qué ven los otros en ella (¿somos estos unos pocos o somos la mayoría y vivimos todos una mentira fruto de un desmesurado hype?).
Porque la catálogo dentro del grupo de series de “debes encontrar un nexo de unión y después todo viene rodado”, seguiré dándole el beneficio de la duda, lo que no quita que piense que es una serie fallida o una serie muy conseguida cuyo concepto y resultado no me gustan. Y tengo curiosidad por ver una escena de la que ya ha hablado Justin Long (que tiene un arco en la serie) en la que él se rió durante todo el rodaje dificultando las cosas al equipo, como jamás le había ocurrido. Si entonces soy incapaz de soltar una breve carcajada (ni de esas que parece que te estés aclarando la garganta), me daré completamente por vencido y asumiré que o no entiendo nada de nada o New Girl no vale ni un duro.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
La adorable Zooey
A las comedias les ocurre al revés que a los dramas: los primeros episodios, en lugar de ser de lo mejor, están menos inspirados. Deben demostrar tantas cosas (¡con gracia!) que muchas veces hacen un popurrí atropellado que combina una premisa, la presentación de los personajes y encima deben demostrar qué clase de humor quieren escribir. Modern Family, por ejemplo, hizo un piloto tan perfecto que incluso quedó frío (aunque brindó ese momento Rey León que está en nuestras mentes para la eternidad), y Community y Cougar Town tardaron varias semanas en saber qué clase de gags les funcionaban mejor.
Por esto cuando llega el otoño no presto demasiada atención a las nuevas sitcoms. Cuesta tener expectativas porque lo más importante nunca son sus actores y los planteamientos; lo son los guiones y el estilo que quiera adoptar y, dependiendo de cómo funcionen los gags, funcionará la serie. Las comedias siempre se tiran a la piscina. O tienen gracia o no la tienen. Do or Die.
New Girl, la única sitcom de la que he podido ver el piloto, de momento está en fase de prueba. Lo de menos es que vaya sobre una chica de pueblo con el corazón roto que empieza a vivir con tres solteros. Sí que importa, en cambio, que los gags se presenten de una forma bastante atropellada. Es un defecto que le atribuimos al hecho de ser piloto, pero nadie ha demostrado lo contrario. Y tampoco es buena señal que el gag sobre Dirty Dancing sea el clímax que quiera enganchar al espectador. Si creyeron que era un momento muy bien construido, estaban equivocados.
Lo que sí tiene gracia, en cambio, es Zooey Deschanel. Esta musa moderna que ha tenido momentos muy poco inspirados (estoy seguro que El Incidente de M. Night Shyamalan sería mucho mejor si ella no apareciese por allí) y otros icónicos (500 Días Juntos) podría ser cansina sobre todo en una serie que juega todas sus cartas en la adorabilidad de la actriz. Sin embargo, la chica tiene chispa y consigue transmitir, como dijo Montsinya en el último podcast de Yo Disparé a J.R., su condición de unicornio, de bestia preciosa que proviene de otro mundo (de aquí que, siendo tan mona, ni se dé cuenta de su potencial). Sé que hay opiniones muy divergentes al respecto, pero de momento yo compro a esta Zooey naíf, aunque nunca haya podido escuchar más de dos canciones suyas seguidas.
Igualmente no me fío de las comedias y aún menos me atrevo a hacer predicciones. Creía, por ejemplo, que Apartment 23 sería divertidísima con James Van der Beek parodiándose y ya la dan por muerta (críticamente hablando) mientras que 2 Broke Girls recibe elogios cuando tenía muy mala pinta. Y tengo la impresión que New Girl, pudiendo ir por el buen camino, irá por otro (el de quemarse en 13 episodios). Todo dependerá de que sepa encontrar su nicho de humor y que sepa diferenciarse de todas esas otras series sobre compañeros de pisos, que hay demasiadas y hasta cuesta diferenciar las malas (Friends with Benefits, Mad Love) de las buenas (Happy Endings).