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miércoles, 26 de febrero de 2014

'Looking' es frustrante

Probablemente la experiencia más frustrante de la temporada está siendo ‘Looking’. No es una mala serie pero en cada episodio consigue transmitirme la impresión que se queda corta. Es un punto de vista, el de Michael Lannan, sobre qué comporta ser homosexual en una gran ciudad. Es verosímil y muy realista, y quienes sean homosexuales o tengan amigos homosexuales podrán reconocer algunas de las anécdotas que corren por allí (tengan que ver con el Grindr, con lo que supone salir del armario o las conversaciones sobre roles en la cama). Pero, curiosamente, no es suficiente.

Si alguien me hubiera descrito el proyecto antes de su estreno y me hubiese confirmado que habría semejantes dosis de veracidad, hubiera aplaudido. Hubiera dado por hecho que se trataría de una buena serie, que una voz con afán tan realista (y natural y libre de juicios) era necesaria en la televisión actual, sobre todo cuando ‘Queer as Folk’ rozaba la parodia. Y con esto, que conste, no reivindico que todos los homosexuales del planeta sean como los protagonistas de ‘Looking’ pero sí que podría haber personas como las de ‘Looking’, que es muy distinto. Pero ahora que he visto esta visión a la pantalla, tengo claro que no es suficiente.

Es fantástico, por ejemplo, ver esas discusiones sobre roles en la cama (Patrick). También como pone sobre la mesa la idea de tener una relación abierta (Agustín). O lo fácil que es el sexo esporádico, ni que sea porque los hombres independientemente de su condición sexual están más predispuestos (Dom). Pero este afán realista, la necesidad de seguir a los personajes sin perjuicios y de mostrarles en sus instantes cotidianos, sin ser aburrido, resulta muy descafeinado. Algo que, si tenemos en cuenta la temática, no debería serlo.

Las frases son coherentes, las situaciones son creíbles y los personajes también, pero le falta un toque artístico. Yo no veo televisión para que me muestren algo que podríamos sacar de la realidad, quiero ver una versión interpretada de esa realidad. Quiero que tenga un punto de vista, que moldee un poquito esa realidad para hacerla más interesante (esto es lo que hacen prácticamente todos los autores del mundo del audiovisual). Y, en caso de que quiera una perspectiva hiper-realista, espero que tenga una atmósfera absorbente. Y en ‘Looking’ no hay ni una cosa ni la otra.

Lo peor es que en el último episodio, el 1.06, hay detalles que anticipan que podría ir a alguna parte. El viaje abstracto a la madurez de Dom, por ejemplo, resulta mucho más estimulante que Patrick y su obsesión consigo mismo, que no tiene ninguna gracia (gracia de soltura, no de diversión). ¿Por qué? Pues porque quiere contarnos algo, porque percibimos que está perdido, porque habla de un sentimiento universal que es la incapacidad de madurar (o de pasar cuentas con el trayecto vivido).

En este aspecto, hasta Ritchie, el lío de Patrick, tiene más sustancia. Se percibe una ilusión en sus ojos, deja entrever que hay algo en juego. En cambio, Patrick, Agustín y la mayoría de las situaciones se filman con un realismo que se traduce en distancia hasta el punto que cuando el amigo latino estalla ni entendemos de donde viene. Bueno, sabemos de donde viene pero no lo sentimos. Y una serie como ‘Looking’ debería sentirse, debería ser mucho más estimulante. De aquí la frustración.

miércoles, 22 de enero de 2014

'Looking', una serie que parece auto-limitarse

Las expectativas estaban muy altas con ‘Looking’. El colectivo homosexual puede que cada vez tenga más presencia en televisión pero hay pocas series que se atrevan a hablar sin pelos en la lengua, sobre todo en el ámbito sexual. Si encima le sumamos que el canal que la emite es HBO, famoso por ofrecer contenidos de calidad y sinceros como ‘Girls’, por ejemplo, pues la curiosidad era máxima. Por esto no es de extrañar que haya dejado frío a más de uno. ¿Tiene potencial? Sí. ¿Lo exprimió en el piloto? No exactamente.

Su primera escena es un buen punto de partida. Un chico mono llamado Patrick (Jonathan Groff) se mete entre los arbustos de un parque para tener sexo con un desconocido. Una escena que podría resultar sórdida pero que simplemente resulta cómica cuando recibe una llamada de sus amigos y se siente absurdo. No se juzga y queda claro que, pese a haberlo probado, Patrick no está hecho para el ‘cruising’. Poco después le conocemos: desarrolla videojuegos, se cree un romántico pero jamás ha tenido una relación estable, y está abierto a cualquier idea con tal de encontrar pareja. Él es uno de los personajes que sustentan ‘Looking’ y los otros dos son Agustín, un artista que explora la opción de tener una relación abierta con su novio, y Dom, un camarero acercándose a la crisis de los cuarenta.

Como hay quien se mosquea cuando se dice que ‘Girls’ es la voz de una generación y siempre hay que concretar que hay muchas corrientes en la juventud actual y que ella lo es de las modernas, liberadas, blancas, bienestantes, universitarias y cosmopolitas que quieran sentirse mínimamente identificadas, ‘Looking’ lo es para un grupo de homosexuales. No hay que meter a todo el mundo en un mismo saco si ellos no quieren y ‘Looking’ es urbanita, sexual y también moderna, y que cada gay decida si hablan de él o no. Pero esto no quita que es una mirada honesta y realista. Lena Dunham es visceral, antipática y transgresora, mientras que este nuevo proyecto es más amable, en la línea de ‘How to make it in America’. Quizá esta es parte del chasco, que se esperaba otra cosa aunque ‘How to make it’ sea un referente maravilloso. Y quizá otra es que ‘Looking’ no tiene ningún instante sorprendente, memorable o profundamente entrañable.

La dirección de Andrew Haigh es solvente y me gusta que haya optado por rodar una serie llena de color. También es elegante a la hora de insinuar todo lo que sea sexual sin ser explícito, que es una opción muy válida (y este arte lo tienen muy perfeccionado en ‘The Good Wife’, una serie en abierto). Pero da la impresión que Michael Lannan, su creador, escribió un episodio piloto reprimido por él mismo, como si le diera miedo pasarse de listo o decepcionar a los gays que buscan una mirada donde reflejarse.

Es distante en momentos donde debería ser cercana como ese trío o la cita frustrada de Patrick, y parece que escriba lo que todo el mundo espera de él (los directivos, los gays, los heteros) sin pensar en qué quiere decir. Ni se centra en mostrarnos la estrecha amistad de los protagonistas, ni escribe ningún encuentro sexual interesante, ni olemos San Francisco, ni resulta creíble cuando cuenta algo que no tiene que ver con el sexo (Dom y su compañera de piso). Es evidente que no se puede hacer todo esto en veintitantos minutos, pero sí había margen para impactar con una estampa que nos permita reafirmarnos en su potencial.

Pero habrá que darle unos cuantos episodios de margen. Las intenciones están allí. Aplaudo que no intente ser una versión sofisticada de ‘Queer as Folk’ sino que quiera hablar de homosexuales más allá de si tienen mucho sexo o poco. Pero estaría bien que Lannan se dejase llevar, se auto-limitase menos ya que lo importante en las comedias de HBO es percibir que nos encontramos ante una voz que tiene algo que decir, no sobre todos nosotros pero sí sobre unos cuantos.

viernes, 15 de noviembre de 2013

La media hora de HBO

Se piensa en HBO y la memoria evoca las series de una hora que le dan tanto prestigio. Esto no significa que ‘Girls’ no esté también en boca de todos, que pocas series acaparan más titulares que esta, pero se suelen reivindicar los títulos dramáticos como esencia de la marca cuando sus comedias dramáticas suelen ser divertidas y algunas mucho más rompedoras. Por ejemplo, pocas series han marcado más la cultura contemporánea (y fueron más significativas del cambio de la mujer actual) que ‘Sexo en Nueva York’, la que abrió el camino a otras obras de corta duración.


Este camino, decían, era el que iba a seguir Lena Dunham con ‘Girls’, llevando la conversación a las chicas de veintitantos y no mujeres ya curtidas y con profesiones de éxito. Mentira. La actriz, directora, productora y guionista demostró que el sexo era una parte fundamental de su narración pero que tenía otros objetivos, como retratar los dilemas y vicios de los licenciados de hoy en día. Siempre diré lo mismo: muchas chicas de Barcelona son así y no tiene porqué ser malo, sólo es cuestión de perspectiva. Dunham también aprovechó para explorar géneros, crear episodios casi oníricos como el protagonizado por Patrick Wilson y mostrar cómo es salir de fiesta y pasárselo bien cuando se es joven (las drogas ya son un plus). En todos los años que llevo viendo cine y televisión, pocas veces he sentido en mi piel esa electrizante sensación de pasarlo en grande en un club como en ‘Girls’ con ‘I Love It’ llevando el ritmo.

Por retratos de Nueva York, sin embargo, nada es más auténtico que ‘How to make it in América’. Calificarla de fresca es poco. Su argumento era lo de menos (un chico intentando triunfar como diseñador) y su ambientación era lo más. No solamente se rodaba en Manhattan, se respiraba el olor a fritanga de esas calles, se sentía ese vapor que sale del asfalto y lo pretencioso de quienes viven allí y fingen que, en lugar de ser unos privilegiados, son struggling-artists. Lástima que no la veía nadie y tampoco la comentaba nadie.

Esta situación fue la de ‘Enlightened’, la obra más conceptual que probablemente haya visto nunca en televisión. Una serie a ratos irritante, a ratos tranquilizante, a ratos histérica. Transmitía a la perfección, por lo tanto, la historia de superación de una mujer desesperada que quería mejorar como persona. Dos temporadas y fuera pero Laura Dern y Mike White, protagonistas y creadores de la serie, pudieron quedarse contentos. No sólo promovieron una serie única e irrepetible, encima la despidieron por todo lo alto. ¿Queréis cierre perfectos? Pues como anillo al dedo.

Ahora queda por ver si ‘Looking’ seguirá el mismo camino. Se estrenó su tráiler esta misma semana y llegará en enero. ¿Su argumento? Gays en San Francisco y todo capitaneado por Jonathan Groff, uno de los pocos homosexuales reconocidos de la industria del entretenimiento americana. Algo que se llamará la versión gay de ‘Girls’, la versión gay de ‘Sexo en Nueva York’ o un ‘How to make it in America’ ambientado en San Francisco. Sea lo que sea, tendrá una mirada joven y tengo curiosidad por ver, como he leído a dos amigos comentar, si conseguirá centrarse en las relaciones humanas (sentimentales, sexuales, de amistad) que únicamente en el sexo.



Si en algún canal se puede profundizar sobre las relaciones homosexuales sin tabúes ni afán de provocación gratuito, es en HBO. De paso, quiero conocer San Francisco y sentir sus calles como sus demás series me han dado a conocer Manhattan. Como dicen ellos mismos en el tráiler, es una ciudad social, no como Los Angeles. Y, hablando de la ciudad más poblada de California, otra joya del canal habló de amistad y nos contó una parte de la historia de Los Angeles: ‘Entourage’. Definitivamente, si tengo que quedarme con los dramas de una hora o las comedias dramáticas de media, me quedo con estas últimas.