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miércoles, 9 de abril de 2014

El ruido y la calma

En televisión faltaba un fenómeno desde que ‘Breaking Bad’ se fue. Los medios adoran una serie que desate pasiones, sobre la que hablar con grandilocuencia y escribir cuatro páginas sin que nadie piensa que te pasas tres pueblos. ¿Y quién ha ocupado el puesto de Walter White? Pues los mismos que estaban antes: la Khalessi, los Stark y los Lannister.

‘Juego de Tronos’ es como la chica popular del instituto que, fueras raro, deportista o macarra, sabías quien era y te gustaba. No hay límites a la hora de cubrir la información. Leo por allí, por ejemplo, que el estreno de la cuarta temporada bloqueó el servicio bajo demanda de HBO de tanto éxito que tiene. ¿Noticia? No, lo había hecho ‘True Detective’ hace apenas unas semanas. Pero es ‘Game of Thrones’, tiene rollo, vayamos a por ello. Es esa serie que trasciende el visionado casual (el de las personas que ven series porque las echan en la tele y les gustan) y también el dedicado (el de los viciados, el que procura estar a la última).

Tiene mérito que el arranque de temporada haya batido récords en HBO: 6.6 millones de espectadores en su primer pase en Estados Unidos (3.6 en los demográficos) en un canal con una base de abonados limitada, una cifra que encima crecerá muchísimo cuando se contabilicen los siguientes pases y la demanda de contenidos. Normal, entonces, que ya hayan encargado una quinta y sexta temporadas, que era algo que podíamos suponer (a estas alturas HBO perdería todo su prestigio si no termina en condiciones la saga de G.R.R. Martin).

Tanta noticia, tanto bombo y platillo y tanta expectación chocan con otra realidad, que ‘Juego de Tronos’ ha regresado bastante calmada, como era de suponer. Hay mil comentarios acerca del fenómeno pero, de momento, el primer episodio no ha brindado mil discusiones. Es gracioso, por ejemplo, leer algunos escépticos que indican que todos fingiremos durante media temporada que la serie es interesante y sólo vibraremos en la recta final, sobre todo en el noveno episodio que siempre se reserva algún hecho impactante. Pero la realidad tampoco es tan clara. Puede que las dos primeras temporadas tuvieran unos episodios iniciales faltados de ritmo, pero la tercera fue igualmente calmada pero tenía una intensidad loable. Por aquí parece que irán los tiros.

‘Juego de Tronos’ es como los libros. Hay multitud de personajes y todos se mueven hacia un objetivo concreto. Es, como ocurría en ‘El señor de los anillos’, una historia sobre personas que caminan mucho (menos algunos Lannister que están bien asentados en Desembarco del Rey). En este aspecto, el primer episodio de la cuarta temporada nos mete en situación y nos recuerda en qué punto están los personajes desde que les dejamos, algo que tampoco viene mal si tenemos en cuenta los frentes que hay y cuanto tiempo pasó desde la anterior entrega.

Se podría destacar la primera escena (¡lobo al fuego!), el CGI de los dragones de Daenerys o el sufrimiento de Sansa, que no descansa en sus lloros (completamente justificados), pero lo más jugoso del episodio es la escena final de Arya. Que diríamos de forma un tanto retorcida, por fin la pequeña Stark se hace mujer y esta pérdida de la inocencia pronostica momentos interesantes, ahora que ella y el Perro son compañeros de batalla de igual a igual (bueno, él podría aplastarla cuando quisiera).

¿Que igualmente esperamos el episodio número nueve? Por supuesto. Pero nunca hay que despreciar la importancia del camino en una ficción como esta. Los personajes han crecido mucho desde que les conocimos y David Benioff y D.B. Weiss han aprendido a dar entidad a todas las escenas, lo que permite que sea muy estimulante ver lentamente hacia donde avanzan todas las tramas.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Lo mejor de 2013 (II)

¿Cómo va la digestión? ¿Tumbado en el sofá? Pues aquí toca seguir con la lista de lo mejor de 2013. Una lista que no pretende ofender a nadie pero personal y argumentada. Las que están es por algo.

7. Breaking Bad

La serie del año, dirán muchos, y en términos de resonancia mediática, calidad y dignidad tiene su lógica. Una serie que fue consecuente con sus personajes de principio a fin y que hasta Vince Gilligan explicó en sus últimas ruedas de prensa cómo debía percibirse. Walter White, por más que le gustara escribir para él, era un mal tipo desde que prefirió cocinar droga a aceptar la ayuda económica de su antiguo socio. Además supo racionar los últimos suspiros de su gran narración, sorprendió con un episodio final que pareció un epílogo y se podrá contemplar en los años venideros como el fin de una era, la de los antihéroes televisivos. No todas las series pueden alardear de concluir sin detractores (a David Chase le llovieron palos por los dos últimos minutos de ‘Los Soprano’) y ‘Breaking Bad’ sí se lo puede permitir. La pelea con cuchillos, el vídeo que recibe Hank y la imagen de Skyler sentada en una silla mirando el vacío son algunas de las mejores escenas de 2013.

6. Orange is the new black

¿Quién le hubiera dicho a Netflix que su mayor éxito sería una serie sin rostros tan conocidos como Kevin Spacey o sin tanto ruido mediático como ‘Arrested Development’? Por suerte para ellos Jenji Kohan escribió una serie menos cínica que ‘Weeds’ y que se sobrepuso al sopor televisivo veraniego con una visión emocional de las criminales de una prisión americana. Podría haber sido ‘Oz’ y prefirió mostrar unas protagonistas defectuosas pero también llenas de virtudes. Ellas han cometido errores fatales (por estupidez, por amor, por debilidad) y sueñan con la idea de una vida mejor que probablemente jamás conseguirán (por su propia culpa, porque ya es demasiado tarde para ellas). Puede que el público haya sido muy severo con Piper Chapman por sus constantes quejas y su superioridad moral (yo pensaría lo mismo si me metieran en prisión), pero también era la protagonista adecuada para este relato y es uno de los personajes del año. Taylor Schilling hace un magnífico trabajo y carga muy bien con el centro de la serie. Lo coral está muy bien, sí, pero muchas veces necesitas un cabo donde agarrarte y que sirva de referente para que broten el resto de historias.

5. Forbrydelsen III

Un asesinato bien llevado a cabo siempre tendrá interés. Puede que a ratos resulte inevitable perder la fe en el género, creer que no queda un caso decente que escribir para televisión, pero ‘Forbrydelsen III’ es la prueba que todavía tienen recorrido. Un tercer caso para Sarah Lund que se concibió como el último y donde el creador Soren Sveistrup tiró la casa por la ventana. Aquí habla de una investigadora de olfato implacable pero también del precio de la política y la responsabilidad moral de las grandes empresas con respecto a la sociedad que las enriquece. Un inteligente puzzle cuyas piezas encajan, desde las evidentes a cualquier detalle personal de todos sus personajes. Nada sobra, todo funciona y su final es sorprendente (y me quedo corto) justamente de tan coherente que es. Pocos retratos son más sobrios que el de Sarah Lund, pero pocos desprenden tanta autenticidad, ni tienen un contexto tan enriquecido y estilizado. La labor de los directores de esta temporada es digna de loar: estuvieron a la altura de la ambición del guión.

4. Game of Thrones

Recuerdo esos decorados de Desembarco del Rey de la primera temporada. Tenían una luz que les daba aspecto a cartón. ¿Y esos diálogos que nos ponían en situación y que chirriaban? Pues se acabaron. Ahora en ‘Juego de Tronos’ sólo existen imágenes y diálogos potentes. Todas y cada una de ellas tienen una intención, comunican a la perfección la acción y configuran un relato tan complejo como disperso y gratificante. Al igual que hizo Peter Jackson con ‘El Señor de los Anillos’, Benioff y Weiss transmiten a la perfección que estamos ante una historia trascendente, aunque tengan tonos y mensajes absolutamente distintos. ‘Game of Thrones’ no está en el tercer puesto porque tuviera ‘La Boda Roja’, sino porque tiene una temporada que demuestra que sus autores se han adueñado de la historia y la dominan por completo. Una temporada muy sólida, también. Bueno, y crear un nuevo término para el vocabulario seriéfilo, el de ‘La Boda Roja’, es una hazaña que pocas series han logrado.

Continuará...

(Y para leer la primera parte de la lista, aquí está el enlace.)

miércoles, 12 de junio de 2013

El décimo episodio



‘Juego de Tronos’ se despidió este domingo en Estados Unidos y ahora estaremos huérfanos de épica hasta la próxima primavera. Toca, por lo tanto, escribir un artículo sobre el final de temporada pero, como el noveno episodio ya dio tanto que hablar y escribí mis impresiones al respecto, prefiero comentar sólo unos cuantos puntos. Si todavía no estáis al día, mejor huid mientras podáis.

Fue un acierto ubicar la Boda Roja en el penúltimo episodio. Si la polémica ya estuvo servida igualmente, imaginad si David Benioff y D.B. Weiss hubiesen dejado a sus fieles con Lady Catelyn sangrando como un cerdo en el matadero y ese silencio sepulcral durante los créditos. Probablemente hubiesen habido defenestraciones a diestro y siniestro. Así, además, cumplieron con su particular tradición de guardar un hecho muy destacado para el noveno capítulo, siguieron las pautas de ‘The Wire’, que prefería cerrar tramas también antes del final, y permitieron que la última toma de contacto no fuese tan lúgubre. Es que hubiese sido bastante macabro dejarnos con esa imagen.

En cambio, tuvimos a Daenerys, que sumó el título de Mhysa al de Khalessi cuando tomó Yunkai y logró que sus habitantes la acogieran como madre. Un último sabor de boca bastante más dulce que consagró a Emilia Clarke como Diosa televisiva. Puede que no sea la mejor actriz del medio, pero sí sabe mostrar la progresión de esta líder, transmitiendo valentía, femineidad y vulnerabilidad. Esa sonrisa suya lo demostró y consigue que su personaje sea mucho más interesante de seguir en la serie de televisión que en la novela.

Lo que sí es verdad, sin embargo, es que probablemente el episodio resultó demasiado normal en comparación. ‘Valar Morghulis’, que despidió la segunda temporada, transmitía mejor la sensación de prólogo. Avisaba de qué tramas nos encontraríamos y, en este caso, solamente abren claramente dos frentes: Bran en Más-Allá-Del-Muro y la hermana de Theon trazando un plan de rescate, el hilo menos interesante de toda la temporada. Ni tan siquiera momentos que debían ser álgidos como el reencuentro de Cersei con su hermano Jamie lograron emocionar.

Esto no quita que no tengamos las fichas bien colocadas sobre el tablero y que sus largos caminos no vayan a resultar interesantes. Al fin y al cabo, para ser una serie de televisión sobre gente viajando por una tierra peligrosa, el camino está siendo muy entretenido y esta vez francamente bueno. Se ha notado que Weiss y Benioff le cogían el tranquillo a todos los personajes y a explicarnos el mundo a la vez que contarnos la historia sin que flaqueara en ninguno de los dos aspectos. Pero tampoco quiero elaborar demasiado en esta mejora, alucinante, porque tocará hablar de ‘Game of Thrones’ al final del año. A diferencia de las anteriores temporadas, esta vez ni pongo en duda que los Stark, los Lannister y la Targaryen definitiva se colarán en la lista de lo mejor de 2013. Y muy arriba, me temo.

P.D.Podcast: Además, ya hablo suficiente de ‘Juego de Tronos’ en este episodio especial de ‘Yo Disparé a J.R.’. Tardamos un poquito más en publicarlo para que así pudiéramos hablar con algo más de inmediatez de este desenlace. Y tenemos más temas. Aquí tenéis la guía del programa:
- 0’: Presentación y comentario de las 101 series mejor escritas de la TV.
- 6’: La cuarta temporada de ‘Community’. Balance.
- 15’: El piloto de ‘Graceland’. ¿Más cielos azules en USA Network?
- 25’: El nuevo caso de ‘The Killing’.
- 40’: ‘Orphan Black’, la serie revelación de esta primavera.
- 56’: Final de temporada de ‘Game of Thrones’. Con spoilers, por supuesto.

miércoles, 5 de junio de 2013

El noveno episodio

Esta entrada contiene, por supuestísimo, spoilers del 3x09 de ‘Juego de Tronos’.

En ‘Mad Men’ tienen la broma interna de meter un personaje vomitando en el séptimo episodio de cada temporada y ‘Juego de Tronos’ tiene la costumbre de convertir sus novenos episodios en una carnicería. Primero fue la cabeza de Ned Stark rodando en Desembarco del Rey, después la batalla de Aguasnegras y ahora hemos visto la boda roja, cuando Catelyn Stark, Robb y su mujer mueren desangrados en el salón de fiestas de Lord Walder Frey.

Este era el secreto a voces de esta temporada, el suceso que todo amigo lector anticipaba a los ignorantes que solamente ven la serie de televisión y pasan de leerse los libros de George R. R. Martin. El momento más crudo de lo que llevamos de saga y que tanto HBO como su público y los medios lograron mantener más o menos en secreto en Estados Unidos hasta que el episodio ‘The Rains of Castamere’ fue emitido. Algo que parecía imposible en el contexto actual, con la de boca-chanclas que hay por ahí y la necesidad de los medios de publicar cualquier noticia que vaya a tener visitas (¿cuántas no-renovaciones de contrato podrían callarse y prefieren poner en portada?).

Fue un giro muy interesante que demuestra que Martin no tiene piedad a la hora de llevar el relato hacia donde cree conveniente y que considera, a diferencia de otros autores, que debe centrarse de la misma forma en aquellos que mueren y que en aquellos que se quedan. Los Stark parecían los intocables de la serie y, de momento, ya llevan unas cuantas bajas muy destacadas. Son la primera casa caída bajo el régimen de los Lannister y será interesante ver en qué se quedan los supervivientes ahora que ya no tienen un hogar donde volver.

La escena de la escabechina, sin embargo, está teniendo consecuencias. Por un lado, es muy divertido ver la cantidad de cuentas de Tumblr que sacan humo con reacciones durante los visionados y después están los que alertan que se darán de baja de HBO, tanto porque se sienten traicionados como espectadores como por la violencia de la escena. Y en este campo hay un texto muy interesante (que ya no encuentro) que denunciaba que los cuchillazos múltiples a la barriga de la embarazada, la mujer de Robb Stark. Según él, se cruzó la fina línea del mal gusto, y plantea si debía tener cabida en la serie, pues en los libros no sucedía de esta forma, ni mucho menos (y se podría argumentar que tendría más lógica dentro de obras más enfermas como ‘American Horror Story’ y ‘Hannibal’).

Pero no hay que olvidar que George R. R. Martin supervisa la obra. Por más que se pueda alegar que se trataba de crear más impacto, a este barrigudo señor le debió parecer buena idea porque permitió que se alterara su texto para que tuviese cabida un momento tan duro. Y lo comprendo y lo apoyo. Con esa imagen se comunica en un sólo segundo que los Stark no tienen futuro y abre la veda al horror del último plano. Que encima no hubiese música después de ver a Catelyn como una fuente de sangre (que me recordó esta escena de ‘La Familia Addams’), transmite todavía más desasosiego. Probablemente no veía algo tan cruel en televisión desde que se eliminó un personaje de la serie británica ‘Skins’ con muchísima mala leche.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Benioff y Weiss suben el listón

David Benioff y D. B. Weiss avisaron ya al principio de escribir Juego de Tronos que la mejor temporada sería la tercera. Como tenían la saga literaria de George R. R. Martin a su disposición, por lo menos los cuatro primeros volúmenes (el quinto fue publicado algo después y quedan dos pendientes), podían calcular qué les reportaría más drama y más acción. Y sí, la actual temporada seguramente será la mejor de las vistas. Pero no está bien atribuir todo el mérito, como ellos hicieron indirectamente, a la obra original.

Juego de Tronos está en su punto álgido porque sus responsables parecen haberle cogido el tranquillo a tejer tantas y tantas tramas en diez episodios. A situar al espectador con sus diálogos sin que nos sintamos en una clase de historia, y darle un valor intrínseco a cada escena, ya sea por picante, teatral, dramático, porque la trama avanza o por épica. Bueno, por lo menos a la mayoría. Y esto, por lo menos en los arranques de temporada anteriores, era lo que faltaba.

También se agradece que tengan una visión más completa de la obra. Finalmente están contando la historia con vistas al futuro, tomándose el formato de la temporada televisiva como una herramienta para contar una entrega de la obra completa y no simplemente adaptando el libro. La literatura y la televisión no son iguales y está bien que siembren y desarrollen tramas desde un principio con tal de entenderlas mejor cuando ocurran en uno o dos (o cuatro) años. Debe ayudar que Martin esté tan involucrado en el proyecto y pueda chivarles por dónde irán los tiros en un futuro.

De esto se habrán dado cuenta los lectores de los libros. Los dos primeros volúmenes, Juego de Tronos y Choque de Reyes, fueron adaptados casi escena a escena, quitándole unas cuantas, modificando pequeños detalles (como las inclinaciones sexuales de Sir Loras) y acelerando el arco de Theon Greyjoy. Pero Tormenta de Espadas no está teniendo una adaptación tan literal, aludiendo todavía más en la trama del Dios de la Luz, dándole una dirección, acercándose al concepto de Canción de Hielo y Fuego, el título original de la saga.

Es como si la serie por fin hubiese madurado. Aún tiene aspectos que mejorar: cada escena con Robbie Stark es un agujero negro donde se pierde todo el interés, vemos a Arya una y otra vez estancada, y no saben darle a Jon Snow la honorabilidad y la calidad de héroe de los libros (aunque su última escena en el muro era alucinante y muy Máximo Riesgo). Pero todas sus escenas, de una forma u otra, transmiten su razón de ser.

Se está confirmado, por lo tanto, que esta temporada puede que sea la más entretenida y también mejor. De momento, han dado grandes momentos como la lucha fraternal de egos entre Tyrion y Cerséi, las siempre inquietantes apariciones de Joffrey y los Tyrell (así en general), esa impactante escena de Daenerys, que pasará para siempre a los anales de la historia de la televisión y del género fantástico (y que estuvo muy bien pensada, única escena del personaje en el episodio y justamente la última) o la tortura psicológica a la que es sometida (la pobre) Sansa.

Y el último episodio, el aparentemente menos ágil desde el primero de la temporada, no perdió su capacidad de hipnotizar. No sólo porque dominan el arte de dar algo interesante a todas las escenas, sino porque dio la impresión de colocar las fichas de cara a la traca final. Y, viendo como están todas, no puede ser una idea más prometedora.

viernes, 5 de abril de 2013

La guerra por el trono de los Siete Reinos (III)

Había expectación para ver quién saldría victorioso en del enfrentamiento del pasado domingo entre The Walking Dead y Juego de Tronos en la televisión americana. La primera se despedía y la segunda llegaba tras un parón eterno y una expectación desmedida. A simple vista, los zombies ganaron con 12.4 millones de espectadores, redondeando una temporada triunfal que ha promediado los mejores demográficos para una serie dramática desde la sexta temporada de Anatomía de Grey. Pero el análisis no debería ser tan simplón.

Game of Thrones se emitía en HBO, un canal de cable premium con una base de suscriptores menor, y a pesar de la competencia tuvo el mejor arranque hasta la fecha, sin contar repeticiones y el servicio de televisión a la carta. Vamos, que ambas tuvieron razones para estar contentas y, según cifras de BitTorrent, las aventuras fantásticas de George R. R. Martin batieron récords en descargas ilegales, lo que significa que tiene un público masivo y voraz (España ocupó el séptimo lugar del ránking de piratas, por cierto). Ambas, según parece, tuvieron razones para estar contentas.

A la hora de hablar explícitamente de las trifulcas por el trono de Poniente, sin embargo, creo que ya me he quedado sin palabras. Primero porque escribí para Domingo de Cine antes del estreno y después porque han salido tantos artículos que al final ya no queda nada más que añadir, a la espera de la próxima anécdota comentable. Así que, en lugar de ir de original, haré un repaso.

En el artículo de Domingo de Cine sobre todo hice hincapié en la pesadísima campaña promocional de HBO. Entre los (tali)fans de los libros y la serie y el empeño del canal, los últimos meses han estado repletos de material completamente innecesario. Teasers, pósters, entrevistas, fichajes y más. Sí, despertaron expectación y hasta me saturaron hasta tal punto que ni tenía ganas de que regresara. Pero no todo son quejas y también comento que la tercera probablemente será la mejor temporada de la serie y argumento porqué Juego de Tronos es un ejemplo de octavo arte.

Después de ver Valar Dohaeris, además, estoy muy de acuerdo con la disertación que hizo la companion de Yo Disparé a J.R. en su blog. En sus inicios, algunos críticos yanquis dudaron del atractivo de la serie entre el público femenino porque el universo de Martin es muy machista y la serie se centra sobre todo en los desnudos femeninos, pero es muy cierto que los personajes más interesantes son mujeres (con permiso de Tyrion, claro). Cersei ejerciendo de suegra, Sansa y sus tramas palaciegas y Daenerys demostraron en el episodio que son los elementos más entretenidos. Pero soy más de la opinión de Shawn Ryan, el creador de The Shield, que alabó en Twitter lo bien escrita que estaba la serie pero que su decisión de ser fiel a la estructura de las novelas hacía que algunas tramas dieran la impresión de no avanzar en absoluto. Que quizá se beneficiaría de tener episodios más centrados en algunos personajes (o, puestos a pedir, que den la mitad del metraje a la Khalessi, siempre interesante).

Y para terminar un par de curiosidades. Primero, esta conversación de Vulture con Sven Martin, responsable de los efectos visuales de los dragones. En ella cuenta que su propósito era mostrar a las criaturas como unos adolescentes, a ratos inocentes (lo que hemos visto de momento) y otros amenazantes, y que les dieron alas de murciélago y la postura de un águila para que los vuelos fueran creíbles.

Aunque, de todo lo visto, me quedo con este extra del DVD de la primera temporada. El audio-comentario de Sansa, Arya y Bran no tiene desperdicio:

viernes, 28 de diciembre de 2012

Los momentos de 2012

La lista de las mejores series de 2012 vino marcada por los resultados más o menos finales de dichos programas. Esto no quita que este año a punto de terminar no haya tenido muchos más highlights que estas obras y, como ha habido muchos apuntes por aquí y por allá, aquí viene otra lista. La de los momentos más impactantes, emotivos, divertidos o entrañables del año.

- Wonderful, wonderful: Marc Cherry se pasó de ligero en la series finale de Mujeres Desesperadas, pero Johnny Mathis ilustró una escena preciosa, como tampoco olvidaré el último paseo de Susan por el vecindario y el divertido auto-homenaje final.

- Madeleine y el avión: La escena de Victoria Grayson subiendo en el avión con sus tacones de mujer fatal fueron una imagen tan potente como una posible señal de que Revenge estuviera saltando el tiburón. Todavía no sé si ha ocurrido.

- El bodorrio: Los habitantes del condado persiguieron el coche de Lady Mary y yo eché en falta tener una banderita para celebrarlo desde mi sofá.

- ¡Patrice!: Cada grito de Robin Scherbatsky demuestra que Cobie Smulders sigue siendo la mejor actriz de Cómo Conocí a Vuestra Madre.

- El episodio: El piloto de Smash puede que fuera el mejor capítulo del año. Aún recuerdo cómo se me pusieron los pelos de punto al escuchar Let Me Be Your Star.

- Bobby Cannavale: Quiso hacer la vida imposible a la enfermera Jackie pero le recordaremos este año por perseguir a unos matones en uno de los desnudos frontales más impactantes que haya visto. Bueno, desde Viggo Mortensen en Promesas del Este.

- Sorry... I’m not sorry”: Awkward en estado de gracia.

- Los nuevos chicos del coro: Jake bailó Everybody Talks de los Neon Trees y me reconcilié con Glee.

- Jennifer Lopez: Girls es post-pedante y lo demostró utilizando el On The Floor para abrir su mejor episodio.

- Excuse me, bitches: La parodia de las Real Housewives of New Jersey en The Neighbors casi hace que me tire por los suelos.

- Sigur Ros: Puso música a uno de los momentos más bonitos del año, el final de temporada de The Vampire Diaries. Vídeo no apto para alérgicos a los spoilers.

- La caída de los Pond: El episodio de despedida de Amy y Rory en Doctor Who pudo no satisfacer a todos, pero sí tiene varios momentos memorables. Compro.

- Los créditos de Partners: Nadie se acuerda de la serie tras su cancelación pero sus créditos nos descubrieron un temazo de Imagine Dragons.

- El arco: Por favor, quién me iba a decir que la segunda temporada de Teen Wolf sería tan entretenida. Como ese highlight semanal que es ver a Alison coger su arco en el opening.

- El pene de Chloë: Hit and Miss no se desmarcó lo suficiente de Shameless como para poder apreciarla entre lo mejor del año, sobre todo porque nunca acabé de comprar su química grupal, pero la primera ducha de la transexual mercenaria no se olvida.

- Thank yew: Brenda subió al ascensor, se cerraron las puertas y la serie de cable más vista hasta ese momento, The Closer, se despidió.

- La cara de Glenn Close: Damages tampoco tuvo una última temporada memorable pero sí será fácil recordar ese primer plano final.

- Blackwaters: ¿Pero esto se puede hacer en televisión?

- Carne quemada: Sons of Anarchy y su sed de violencia. Crueldad extrema.

- La familia unida: Se puede odiar la edulcorada ternura de Jason Katims en Parenthood pero si alguien no se emociona con el anuncio de cáncer de Christina es porque no tiene corazón.

¿Y cuáles añadiríais vosotros?

domingo, 8 de julio de 2012

Los vagabundos de Poniente

Posiblemente, hay pocos retos más complejos en la televisión que enfrentarse a la adaptación de Juego de Tronos. Dudo que haya algún guionista o showrunner en América que crea que se trata de un trabajo fácil. Ya es suficientemente difícil escribir una obra tan ambiciosa y enrevesada de forma entretenida e inteligente, como para encima tener que lidiar con una dispersión de los personajes tan flagrante. Y se nota. Puede que, en general, el balance de la última temporada haya sido notable y los esfuerzos tuvieran su recompensa, pero esto no quita que haya arcos que sean fallidos o sigan a medio gas, también en gran parte por los actores protagonistas de las tramas. Como no me atreví a meterme en este berenjenal en mi opinión de la segunda temporada, pues la entrada ya resultó bastante larga de por sí, he aquí un ránking con los personajes y tramas de la mejor para abajo:

La Khaleesi en Qhart
El mayor acierto de David Benioff y D.B. Weiss. Puede que en los libros sufriera un poquito el síndrome del “pegote”, de trama que costaba anexionar al resto, pero en la serie no puede ser más fascinante. La Khalessi Daenerys Targaryen se mueve por otro continente y aún está muy lejos de su objetivo, volver a los Siete Reinos y gobernar una tierra que considera suya por linaje, pero los guionistas han demostrado tenerle un increíble cariño. En la primera temporada se convirtió en un ser fuerte que acabó pariendo tres dragones, pero en este segundo tomo se ha erigido en una reina y una capitana capaz de todo. Han ayudado, por supuesto, la magnética presencia de Emilia Clarke (¿cómo una chica tan joven y menuda puede aguantar semejante desafío?) y también el acierto de modificar un poquito su trama con respecto al libro. Como dijo mi companion, no era nada descabellado que alguien intentara robarle los dragones. Diría que, justamente, lo raro es que en la novela nadie lo hiciera.
Tyrion en Desembarco del Rey
G.R.R. Martin reveló que Tyrion Lannister era uno de los tres personajes imprescindibles que sobrevivirían hasta el final de la saga (junto con Daenerys y Jon Snow) y es comprensible. En cierto modo, Tyrion es el eje alrededor del cual gira la serie porque es el personaje que tiene más perspectiva. No es malo pero no renuncia a su maligna estirpe, y su inteligencia y autocrítica le permiten entender las motivaciones de todos los demás implicados en las tramas de palacio y del reino. Sabe qué papel puede y le toca jugar. Así es fácil que le pertenezcan los mejores diálogos, sobre todo porque a partir de él entendemos muchos aspectos de la trama y, a diferencia de otros, está bien interconectado. Las continuas peleas con su hermana Cersei o su sobrino Joffrey siempre son impagables, y la dimensión íntima que se descubre a partir de su relación con Shae lo humaniza aún más. Vamos, que es un win-win.
En este punto también quedan englobados Cersei y Joffrey (y su tortura a las prostitutas).
Arya en Harrenhal
Cuando la pequeña guerrera Stark vagaba por los bosques, entorpecía bastante el metraje. Pero una vez la capturaron y llevaron a la fortaleza de Harrenhal, adquirió mucho interés. Las tensas conversaciones con Lord Tywin, que no existían en los textos, se adueñaron del brillo de los episodios en los que aparecían y también demostró el afán de Benioff y Weiss de dotar de color incluso al personaje más oscuro. En ese punto de los libros, Tywin sólo era un frío y maquiavélico noble. Y la relación de Arya con Jaqen H’ghar tenía todos los puntos para convertirse un fan-favorite desde que se narró en Choque de Reyes. Bueno, y nada de esto hubiera sido posible si Maisie Williams no tuviera una mirada tan adulta para su edad.

Sansa en la celda
Al igual que ocurre con Daenerys, el personaje de Sansa es infinitamente más atractivo en televisión que en las páginas, sobre todo porque ponen mucho esmero en narrar su tortura. Es una princesa esclava dentro de un palacio y cada una de sus frases lo pone en evidencia, alabando continuamente el amor y valor de Joffrey cuando todos saben que en lo más profundo de su corazón le odia sin contemplaciones. Estas continuas (y falsas) confesiones permiten que sea gran parte del corazón de Juego de Tronos. No hay nada como ver sufrir a una damisela en apuros para que nos rasguemos las vestiduras.
Theon Greyjoy y su venganza
Su cruzada no es precisamente mi favorita porque es un ser extraordinariamente rastrero y desagradable, pero su arco argumental ha sido el más sólido de la temporada. Al igual que ocurría en los libros, de repente descubrimos que, más que un vasallo, se había considerado un esclavo durante toda su estancia en Invernalia y Weiss y Benioff tuvieron la suficiente vista para convertirle en el villano de la temporada, ganando en unidad. Cabe destacar, también, que sus motivaciones estuvieron muy bien expuestas y que protagonizó una de las escenas más escabrosas y divertidas. Mención especial, por cierto, a los castillos de las Islas del Hierro. Adoro las construcciones imposibles aunque en mi mente sólo piense: “por los Dioses, ¡que el desgaste de la roca hará que se precipiten dentro del mar!”.

Stannis Baratheon y la fulana del Sol
No es fácil introducir un personaje de semejante importancia cuando prácticamente ni era mencionado en la primera entrega y la misión no se saldó con éxito. El argumento coral impidió que se alzara en alguien que atrapara la atención y en cada una de sus apariciones había que preguntarse quién demonios era. Afortunadamente, la bruja de Melissandre y sus poderes parturientos francamente inquietantes permitieron que se salvara parte del arco. También es un reto, por cierto, escribir una bruja que sea a la vez fulana y temible, y lo lograron. Pero Stannis es tan olvidable que la trama tiene un balance negativo.

La nómada Catelyn Stark
La primera de las tramas desafortunadas. Puede ir de un lado para el otro con su tedioso instinto maternal, pero la realidad es que Catelyn está muy mal resuelta y parte de la culpa recae en Michelle Farley, que no tiene el carisma suficiente. Puede que su relación con Brienne sea una de las favoritas de los seguidores y que también lo sea la de esta con Jaime Lannister, pero igualmente le falta garra. Seguiré preguntándome qué hubiera ocurrido con el personaje si finalmente hubieran contratado a Jennifer Ehle para interpretar a Lady Stark.

Bran Stark en Winterfell
Qué decir de él. Tuvo visiones lobunas. Por suerte fueron pocas.

Jon Snow en tierras salvajes
Los paisajes de Islandia son preciosos, pero el bastardo de Eddard Stark tiende a aburrir soberanamente con su rollo emo y un viaje que llevará a alguna parte pero al que es imposible ver un final como espectador (y lector). Este es el problema de algunos de los personajes de Juego de Tronos: no tienen un arco muy definido en el marco de la temporada y esto la perjudica seriamente. Ya puestos a que es el tercero vértice de G.R.R. Martin podría gozar un tratamiento más redondeado como los de Tyrion y Daenerys, a la que han dado un tratamiento más clásico con un planteamiento, fin y desenlace, a pesar de estar tan perdida y aislada como Jon Snow.
Rob Stark y el amor
Su historia de amor no protagonizaba ningún capítulo en los libros y, cuando nos leíamos algo sobre ella, era gracias a terceros y a su aparición una vez ya había boicoteado impulsivamente los intentos de su madre por trabar alianzas fuertes que le ayudaran en la lucha. Y el intento de incluirla en un primer plano para que no perdiéramos de vista la causa de Rob Stark y su liderazgo en el norte, lo cual podría haber sido algo confuso, fue seguramente lo más flojo del año. Sobre todo porque, al igual que ocurría en el libro, podríamos tranquilamente no haber visto cómo se enamoraba.