lunes, 3 de marzo de 2014
El guionista asesino
jueves, 28 de junio de 2012
Las promesas canceladas y el especial de los Emmy
Por suerte, aunque Whedon tenga en su currículum este western espacial y Dollhouse, que tuvo dos cortas temporadas, por lo menos ha tenido dos series de largo recorrido como son Buffy y su spin-off Angel. En cambio, los hay que viven de las rentas imaginarias o, mejor dicho, de lo que podría haber sido y jamás tuvo lugar como es el caso de Kyle Killen. Primero estrenó Lone Star en septiembre de 2010 y una semana después fue cancelada, a pesar de las buenas críticas, y durante este midseason la NBC le emitió Awake, que tampoco encontró un público suficiente para seguir en antena para una segunda temporada.
miércoles, 9 de mayo de 2012
La naturaleza del midseason
miércoles, 25 de abril de 2012
El desastre de la NBC
lunes, 2 de abril de 2012
La muerte de los Britten
Los críticos estadounidenses esperaban con muchas ganas Awake porque su premisa era original y encima su responsable, Kyle Killen, había estrenado Lone Star el otoño anterior, una prometedora propuesta que desapareció en menos de lo que canta un gallo. Pero tanto preguntarse cómo se lo montaría para contar la historia e imaginar si tendría futuro, casi ni caí en la cuenta de lo que comportaría su argumento. Hablar sobre la muerte.
La premisa, que ya he explicado otras veces, gira entorno a un policía que, después de tener un accidente de coche, alterna dos realidades: una donde murió su hijo y otra donde lo hizo su mujer. En su momento, su creador comentó que escribir los episodios era como construir un puzzle de Rubik cada semana, pero diría que exageró. Sí que es verdad que las dos realidades no son exactamente iguales y que por lo tanto debe vigilar muchísimo qué revela y cómo funcionan los casos de homicidio de un lado y del otro, pero la labor más difícil debe ser tratar en cada episodio una temática tan complicada como la muerte sin ser sensibloide, ni excesivamente deprimente (es una network, no un canal de cable premium como HBO que ya lo exploró en A Dos Metros Bajo Tierra).
El caso de Michael Britten, además, es muy particular. Él sigue viendo a sus dos seres queridos, pero está privado de vivir plenamente con ambos a la vez en un mismo universo, y éstos, que no están en la misma situación que el policía y de poco les serviría entenderla, deben asimilar la muerte del otro. Hannah intenta no ser devorada por la frustración de haber perdido su único hijo, aprovechando cada relativa consolación que le ofrezca el destino, y Rex se siente desconectado de su padre, sin saber cómo expresar su dolor. Y conectar con el duelo de sus familiares no es tarea fácil para Michael, sobre todo cuando él no ha perdido a ninguno de ellos.
La mirada del protagonista es lo más interesante porque induce al espectador a tener empatía con una tragedia que no necesariamente se ha vivido. Él busca señales en su día a día para proyectar, entender y aprender cómo consolar a su mujer y a su hijo. Y, mientras que los casos policiales no necesariamente son muy lucidos (y la conspiranoia mucho menos), en el tercer y cuarto episodio Killen deja bastante claro que su fórmula funciona si intenta profundizar en la muerte, lo que acarrea y cómo salir adelante. Está de más, diría yo, cuál de las dos realidades es la de verdad y si hay alguna forma de unirlas. Al fin y al cabo, él tampoco está especialmente interesado en descubrir si una de ellas es de mentira porque no quiere tener que aceptar que su mujer o su hijo ha muerto.
Espero, además, que sigan por este sendero porque Killen, después de dos primeros episodios que flaqueaban en la parte procedimental, está teniendo el tacto y las agallas necesarias para hablar del tema y creo que la experiencia está valiendo la pena. Conseguir que conectemos con el dolor que provoca la muerte y que no huyamos, requiere mucho temple.
P.D.Podcastero: Sobre si importa más la conspiración o la muerte hablamos en el último podcast de Yo Disparé a J.R., donde además hablamos sobre qué versión de The Killing es mejor (la original danesa o la americana), cómo ha evolucionado Smash después de su fantástico piloto, qué ha acabado siendo Alcatraz y recomendamos Scott and Bailey, una serie británica sobre dos policías muy personales. Podéis descargar el episodio en la barra lateral y aquí tenéis la guía:
La guía:
- 0': Awake y la muerte.
- 15': Forbrydelsen y The Killing sin spoilers.
- 28': Smash y su evolución.
- 57': El final de Alcatraz con spoilers.
- 68': Scott and Bailey, la recomendación.
jueves, 29 de marzo de 2012
Las tramas superiores
El público siempre ha opinado pero, desde que existen las redes sociales, su voz cada vez se oye más. Supongo que influenciados por él, muchas de las series actuales optan por responder a unas demandas que, por otra parte, son prácticamente imposibles de satisfacer. Si a esto le sumamos que los aficionados de la ciencia ficción seguramente son los más exigentes (y ruidosos y pesados), está habiendo una auténtica obsesión por clarificar todos los aspectos de cualquier serie que parta de una premisa del género.
Cuando en la nueva apuesta de la NBC Awake dos personajes se sentaron en un banco y aludieron una conspiración mayor, pensé que ya estábamos en las mismas de siempre. Alguien quiere dejar entrever que, por surrealista que sea la situación, hay una explicación y unas personas implicadas. Y lo curioso es que, después de ver el piloto, pensé que era totalmente innecesario.
En mi opinión, lo interesante de una ficción como Awake es ver cómo sigue adelante un hombre que, desde un accidente de coche, vive en una realidad donde falleció su mujer y en otra donde su hijo fue el que murió. Al fin y al cabo, estos elementos son los que aportan matices a la historia y a los personajes, siendo claramente un drama familiar donde igualmente el protagonista puede estar desconcertado y buscar explicaciones a su situación. Pero que alguien se pregunte porqué ocurren las cosas, no significa que tengamos que saber las respuestas. Yo, por ejemplo, sobrevivo cada mañana sin entender el significado de la vida (y eso que la historia la protagonizo yo mismo).
El inconveniente es que, una vez se entra en el sendero de apuntar hacia unas respuestas, ya no hay marcha atrás. Este fue el problema de Perdidos. Apuntó a que todo tenía sentido y varios años después lo resolvieron chapuceramente (con palancas mágicas y templos de cartón propios de Xena). Por suerte, parece que los sucesores de JJ Abrams en Fringe sí que entendieron mejor cómo manejar el misterio y, mientras desvelaron quiénes eran los observadores al cabo de un tiempo (que tampoco lo pedía), tampoco quisieron detallar demasiado el razonamiento. Dijeron, dejaron entrever, pero igualmente nos quedamos con muchísimas dudas. La clave también reside en no elevar el misterio por encima de los personajes y sus tramas, y en la isla llegó un punto donde lo único importante era llegar al final, sin importar el camino.
El otro caso similar sería el de Battlestar Galactica, donde la trama también había sobrepasado a los personajes. Pero su final, a diferencia del de Perdidos, sí que fue bastante satisfactorio. Después de tanto debate entre monoteístas y politeístas, la esencia de las máquinas, visiones y profecías, se optó por un cierre que se negaba a responder punto por punto todas las preguntas pero que igualmente era un final muy claro. Y se negó a ser del todo absolutista, dejando espacio para la mística.
Sin embargo, en casos como el de Awake, creo que se debería tomar ejemplo de Atrapado en el Tiempo de Harold Ramis. Mientras que en un principio se plantearon exponer todas las razones por las que Bill Murray se despertaba cada día en el día de la marmota, al final decidieron contar la historia de su personaje pero sin desvelarnos porqué había ocurrido o qué o quién lo había provocado. El conflicto consistía en cómo le afectaba la situación, no cuál era su causa. Y pocas películas son tan amables y tan redondas como esa, ni tienen una historia tan bien contada.
martes, 6 de marzo de 2012
Los despertares de Michael Britten
Cada vez está más abierto el debate de si vale la pena invertir en una serie hasta que su futuro esté algo asegurado. Como ya no esperamos a que lleguen las series incluso años después de haberse estrenado en Estados Unidos, siempre vivimos con el riesgo a que nos las cancelen justo cuando les hayamos cogido el punto. Y esto ocurre sobre todo con cualquier serie que estrene el canal NBC. Está teniendo tan mala racha que uno acaba siendo consciente que hay muchísimas probabilidades de que nos quedemos a medias e incluso da miedo empezar propuestas tan interesantes como Awake.
Los críticos ya se encargaron de que a los aficionados a la televisión nos picara la curiosidad. Desde que vieron el piloto en algún screening, decidieron predicar que era una de las series noveles más intrigantes que iban a estrenarse esta temporada. El problema es que, al entender que el público no les daba tregua, la NBC decidió aplazar su emisión indefinidamente a la espera del momento idóneo (y seguramente con ninguna esperanza de que funcionara después de ver como incluso The Playboy Club era ignorada con la cantidad de promoción que le dedicaron). Pero justamente este aplazamiento pudo tener sus consecuencias positivas: sin el alud de estrenos de la competencia, quizá ha conseguido unos resultados mejores a los que hubiera tenido en septiembre (que tampoco fueron para lanzar cohetes: 6,2 millones y 2 puntos en los demográficos).
Las dudas de la cadena eran comprensibles porque Awake ofrece una serie policíaca con una premisa bastante rebuscada. Un detective de homicidios que, tras sufrir un accidente de coche con su familia, empieza a alternar dos realidades paralelas: una en la que murió su mujer y otra en la que fue su hijo quien no sobrevivió. Pero lo que captó más la atención de los críticos fue ver que en cada episodios hay ciertos elementos en común entre las dos realidades y que posiblemente requerirán de la atención de los espectadores más obsesivos además de encaminar la trama hacia lugares más trascendentes.
Por lo que fue, el piloto era solvente. Explicó de forma muy comprensible el punto de partida de Michael Britten, el protagonista interpretado por un Jason Isaacs siempre por encima de la media, y también nos mostró su apuesta visual realista y a la vez eficiente a la hora de diferenciar los dos mundos. Pero le veo un problema: según indican bastantes periodistas estadounidenses, Awake se acabará centrando en los casos que investiga Britten y puede que acabe por distanciar la serie de su público potencial. Por un lado, los amantes de las series procedimentales puede que huyan ante una premisa un tanto complicada y los seguidores de las series de ciencia ficción y de los dramas más arriesgados puede que la desprecien por culpa de los casos.
La experiencia ha demostrado una y otra vez que es poco cauto juzgar una serie únicamente por el piloto pero tengo que reconocer que, a pesar de que me ha gustado el primer episodio, yo también tengo mis dudas. Puede que los diálogos con los psiquiatras sean bastante estimulantes y que también lo sea la trama existencial, pero lo importante será construir y tratar los casos de forma entretenida si estos acaban centrando la serie. Y los del piloto dejaron mucho que desear.