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lunes, 10 de mayo de 2010

La crisis de la Santísima Trinidad

Las programaciones infalibles no existen. A veces pueden ser intocables, sobrevivir a cualquier ataque hostil por parte de los rivales, pero siempre llega el día en el que el imperio empieza a decaer. Normalmente los aires de cambio llegan con tanta calma que ni tan siquiera el César se alarma. Primero es un mal registro de un estreno, luego es un bajón importante por parte de la estrella del regimiento... y de repente, sin darte cuenta, ya estás como la ABC.


A la cadena propiedad de Disney no le ha ayudado que la televisión tenga su propia crisis dentro de la crisis global: sus series no son las únicas que han caído en picado de la noche a la mañana (sino que se lo digan a la franquicia de CSI). Pero esta fragmentación provocada por las decenas de canales, los aparatos de grabación (algo que aquí aún no se ha instaurado), e internet le ha pasado factura como a ninguna otra cadena.


De la noche a la mañana, su santísima trinidad del culebrón, o sea Anatomía de Grey, Mujeres Desesperadas y Cinco Hermanos, han perdido como mínimo cinco millones de espectadores y un punto o dos en los deseados demográficos (Grey pasó de los 16 millones a los 10, y del 5 y pico al 3.9, y las de Wisteria Lane siguen la misma línea). El modelo, que tantos otros querrían para si mismos (la NBC lo ejemplifica con con esos sucedáneos llamados Mercy y Parenthood), se ha agotado y toca regenerarse. ¿Pero cómo regeneras toda tu programación cuando te has dormido en los laureles?


Si os fijáis, desde que llegara la generación 2004/05 (Perdidos, Grey y las Desesperadas), la ABC sólo ha creado tres series de éxito: Cinco Hermanos, Castle (que casi debería incluirse entre comillas) y Modern Family. Sin Cita Previa ni tan siquiera la incluyo porque es un apéndice de los médicos del Seattle Grace que pasará a mejor vida a la vez que su madre.


Los ejecutivos en cierto modo ya estaban preparándose para cuando se le terminaran los recursos naturales: ya comenté en otra ocasión que Castle y Modern Family eran justamente el intento de adentrarse en otros terrenos de la ficción, los procedimentales y las sitcoms. El problema está en que no debían esperar que el apocalipsis llegara tan temprano: es normal que los seriales sufran un desgaste natural, pero no que sangren a presión.


De momento, la santísima trinidad volverá el año que viene. Sin embargo, no sería ninguna sorpresa que fuera la última temporada de todas ellas. Los costes de producción de las tres series están por las nubes y supongo que los ejecutivos lo pasarán francamente mal para que los números cuadren si bajan un poco más (sólo con los salarios de los actores podrían financiar toda la programación de sus filiales).


Con ellas, junto con algunos realities como The Bachelor, su versión femenina y Dancing with the Stars, tienen la oportunidad de reforzar los diques la temporada que viene. Pero la televisión es un sector que no suele dar segundas oportunidades, y del paraíso al estado de la NBC sólo hay unas cuantas nefastas decisiones. Y con Happy Town, The Forgotten, Eastwick y The Deep End, ya llevan unos cuantos cartuchos malgastados.


La fotografía, para los que les interese, es una promo cómica que preparó Jimmy Kimmel para la quinta temporada y que incluía a modo de cameo el nadador olímpico Michael Phels (a.k.a. Dr McSwimmy).