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jueves, 25 de febrero de 2010

El azud y la delgada pluma blanca

Gaviota sombría a ras de agua sobre el azud
Nikon D300 + 600mm f4
(ISO200; f9; 1/2000; -0,3 ev)

Es poco frecuente que los cursos fluviales que discurren a través de los grandes núcleos urbanos sean merecedores de alguna figura de protección, ya que estos tramos muestran una mayor degradación como consecuencia de la actividad humana y sus valores naturales suelen ser menos relevantes. El Río Guadiana a su paso por Badajoz es una interesante excepción y en 2004 fue declarado como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), pasando a formar parte de Red Natura 2000. La ZEPA “Azud de Badajoz” cuenta con la presencia de varias especies incluidas en el Anexo I de la Directiva de Aves (79/409/CC), destacando las colonias de garcilla bueyera, que congregan a más de 2.500 parejas y que comparten con otras aves, como martinete, garceta común, garza real o cigüeña blanca.

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El azud del Guadiana se encuentra al surooeste de la ciudad de Badajoz

El Guadiana, un río que ha sido sistemáticamente martirizado por el hombre en el último siglo, ha perdido gran parte de sus valores naturales a lo largo de su singladura, habiéndose convertido en una sucesión de embalses o reducido a su mínima expresión, acosado por la presión de los cultivos. El muro del azud es el comienzo de un tramo donde vuelve a recuperar brevemente lo que antes fue…..para volver a caer derrotado bajo las aguas del embalse de Alqueva (Portugal).


imageVista panorámica del azud

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Concentración de gaviotas sombrías en invierno.
En el muro del azud congregan centenares de ejemplares por la tarde y luego vuelan hasta las colas del Embalse de Caia, en Campo Maior (Portugal)


El muro del azud de Badajoz es un lugar excelente para fotografiar aves, ya que es frecuentado por numerosas especies y donde llegan a concentrarse en gran número. Con suerte, en invierno se pueden observar más de 15 especies diferentes posadas a la vez. Muchas acuden al azud para descansar, acicalarse o bañarse (gaviota sombría, gaviota reidora, garcilla bueyera, cigüeña blanca), pero para otras es también su lugar de alimentación, aprovechando que aquí pueden capturar mejor sus presas (garceta, garza real, martinete) o alimentarse de la vegetación que tapiza el al azud (ánade real, focha, polla de agua).

imageEn el muro del azud pueden llegar a observarse más de 15 especies diferentes posadas. El 14 de diciembre de 2008 anoté en mi cuaderno de campo las siguientes especies: gaviota sombría, gaviota reidora, focha, polla de agua, ánade real, garza real, garceta grande, garceta común, garcilla bueyera, cigüeña blanca, andarríos grande, andarríos chico, agachadiza común, archibebe común, cormorán grande, lavandera blanca y lavandera cascadeña.

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Grupo de garzas (garza real, garceta grande y garceta común)

Para acceder a las islas situadas aguas abajo del azud es necesario utilizar botas de agua o incluso un vadeador, dependiendo de la zona en la que deseemos situarnos. El caudal del río, pese a estar regulado por el azud, puede ser muy variable y en ocasiones hay que atravesar zonas que cubren por encima de cintura, convirtiéndose una dificultad adicional cuando llevamos el equipo a cuestas. En cada época del año la ubicación del hide puede ser diferente y es importante que previamente hayamos dedicado suficiente tiempo a observar las aves, conocer bien su comportamiento y sus querencias para elegir los emplazamientos más adecuados.


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Esquema del azud

Es fácil ocultar el hide entre la densa vegetación que se desarrolla en los islas (eneas, sauces, zarzas, eucaliptos) y situarse justo enfrente de la cascada de agua. En esta posición, el hide se encuentra casi 3 m por debajo de la parte más alta del azud, permitiendo obtener una perspectiva para fotografiar muy distinta a la habitual (de abajo a arriba).



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Localización del chajurdo justo en frente del azud

Para obtener la imagen de la garceta que protagoniza “La delgada pluma blanca”, elegí un emplazamiento situado casi en medio del azud, aprovechando una isleta de grava que había quedado al descubierto a principios de septiembre y a la que se accedía con relativa facilidad. Cuando hago fotos en este lugar no suelo ponerle el duplicador (1.4x) al 600mm, ya que las aves suelen estar muy cerca y te arriesgas a que queden fuera del encuadre, pero esa mañana lo utilicé por casualidad. Me instalé en el aguardo un poco después del amanecer y tuve que esperar un buen rato a que llegaran las primeras aves. Las más madrugadoras fueron un grupo de gaviotas sombrías, entre las que se encontraba un ejemplar anillado con PVC. Para lograr una imagen nítida de la combinación le puse el duplicador y lo mantuve durante gran parte de la jornada, incluso cuando llegó la garceta.

imageGaviota sombría anillada. Este ejemplar procedía de la Isla de Skomer, en Gales (Gran Bretaña), donde fue anillado en 2004.

Cuando te colocas justo en el centro del azud, los encuadres tienen muchas posibilidades y puedes jugar con distintos fondos. Si las aves se encuentran justo en frente, sólo tienes cielo y agua para componer. Pero a medida que se desplazan a izquierda o derecha, los árboles de las orillas permiten crear fondos difusos. Por las mañanas, si fotografías las aves que se encuentran en el lado izquierdo del azud, obtienes fondos con una tonalidad verde brillante (creado por los eucaliptos y sauces iluminados por el sol), pero están en el lado derecho, van a predominar predominan las tonalidades verde oscuras, casi negras (gracias a los árboles sombreados).

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Distintos fondos que se consiguen dependiendo de dónde se encuentren las aves

Ni que decir tiene que suele ser interesante seguir con la cámara los desplazamientos de las aves que caminan sobre el azud e ir probando con distintos fondos.
También es posible conseguir imágenes en vuelo de las aves que llegan o salen del azud, pero al estar el hide situado en un plano inferior, el ángulo de visión es muy reducido y suele ser complicado.

imageGaviota sombría en vuelo

imageGarcilla bueyera a en vuelo

martes, 4 de agosto de 2009

Chajurdo nuevo!

La semana pasada estrené chajurdo nuevo! Necesitaba cambiar el que venía utilizando hasta ahora, que ya estaba bastante deteriorado de las jornadas de campo y la tela había empezado a rasgarse por varias zonas. Además, su tamaño era demasiado grande para ocultarlo en determinados lugares, donde resultaba muy visible pese al camuflaje y las estrechas ventanas laterales no me permitían sacar el objetivo grande a través de ellas, perdiendo oportunidades para hacer determinadas fotos.


El nuevo hide es más reducido en tamaño (lo justo, ni sobra ni hace falta espacio con el trípode, la mochila y la silla dentro), la tela es de más calidad (no se transparenta, es hidrófuga) y tiene una amplia ventana central y dos laterales por las que sale el “cabezón” del Nikon 600mm. Dispone de un accesorio denominado “snoot” que se coloca en la ventana central mediante un velcro y que añade una amplia manga que oculta totalmente el objetivo, incluyendo tres aperturas adicionales para sacar otros objetivos o el flash montado sobre la cámara o unido a un cable disparador. Por lo demás, la calidad de fabricación es excelente, con buenas terminaciones y todos los detalles muy pensados (situación de los velcros y de las cuerdas, diseño de las cortinas, cierre rápido de la puerta, etc..). Incluso te regalan una bolsita con algunos repuestos.

Detalle de la manga, con el objetivo cubierto (sin el parasol)

Imagen del interior del hide, con el objetivo dentro de la manga

Se monta con relativa rapidez, solo necesitas introducir dos varillas de aluminio y fijarlas en cuatro ojales situados en los extremos, quedando listo para ser utilizado. Se tarda menos de 5 minutos en toda la operación (con pericia creo que menos de 3 minutos), si bien necesitas tener espacio libre alrededor para manejar las largas varillas mientras las introduces (que no haya vegetación en la que se puedan enganchar, por ejemplo), aunque también puede montarse en un lugar despejado y después llevarlo montado hasta el lugar adecuado, ya que es muy ligero. Pesa poco más de 2,5 kg y guardado en su funda es un pequeño paquete cilíndrico de 40 cm de largo y 18 cm de ancho, fácilmente transportable, incluso en un bolsillo grande la mochila de fotografía

Lo fabrica la empresa británica Wildlife Watching Supplies, especializada en este tipo de materiales (todos los relacionados con el camuflaje) y se pueden realizar pedidos directamente a través de su página web. Tienes todo tipo de accesorios para completar el camuflaje y cualquier pieza que se rompa o que pierdas la puedes conseguir sin problemas.
Este es el enlace:


El modelo quee he adquirido es el “Standard Dome Hide” (C30), con el accesorio “snoot” (C55) montado en la ventana central. El precio del hide es 204 GBP más 45 GBPla manga. Recibí el pedido en 3 días por SEUR.

Como no podía ser de otro modo, lo estrené en el azud de Badajoz y estas son las primeras imágenes:


lunes, 1 de junio de 2009

La arrogancia y la discreción


El pasado 3 de mayo tuve la oportunidad de disfrutar de una intensa jornada fotografiando y observando las aves estepáricas en La Serena (Badajoz). Hacía más de dos años que no pasaba tanto tiempo seguido en el campo y, desde luego, ha sido la primera vez en mi vida que he permanecido más de 15 horas metido dentro de un hide, una experiencia de la que siempre guardaré un grato recuerdo.
El celo de las avutardas ya estaba llegando a su fin y aún quedaban algunos ejemplares exhibiendo su plumaje nupcial, pero sin el énfasis de semanas atrás. Los pastizales de La Serena ya han cambiado de color y ahora predominan los tonos orces, dorados y amarillentos sobre los verdes del inicio de la primavera.
Arrogantes, altaneras, siempre dispuestas a exhibirse para proclamar con orgullo la belleza de su presuntuoso plumaje nupcial, las avutardas son las aves más ostentosas que habitan en los pastizales. Todas las miradas se dirigen a ellas, unas veces despertando celos y envidias, pero siempre causando admiración a quien las descubre en el paisaje.
Como no podía ser de otro modo, yo estaba fascinado con el espectáculo que me ofreció el primer macho de avutarda que apreció tras el amanecer, y que poco a poco se fue acercando hasta mí con su lento y gallardo paso. De repente, sin esperarlo, surgió de entre las pizarras un alcaraván. Su actitud no podría ser más contraria a la de la avutarda: su denodado esfuerzo por pasar inadvertido, procurando no delatar nunca su presencia, prefiriendo ser escuchado a ser visto, hace que se gane cada día el mérito de ser el ave más discreta en la inmensidad de los pastizales.
Hubo un momento en que ambas aves cruzaron sus miradas. La avutarda parecía sorprendida por la aparición de este personaje en su camino, pero mantuvo su altiva mirada. El alcaraván, ante la presencia de la reina de la estepa, decidió hacerse visible por unos instantes y acercarse a ella. Quizás quedó deslumbrado por su elegante presencia pero, quién sabe, puede que en realidad se compadeciese de la avutarda, obligada de por vida a demostrar su valía ante su semejantes como tributo por su belleza.
La fugaz aparición del alcaraván, con sus brillantes ojos amarillos y sus intrépidas carreras por el pastizal hicieron que la avutarda pasase a un segundo plano, tal y como aparece en la imagen, pero tuve la suerte de poder incluir ambas especies en el mismo encuadre.

Ver esta imagen en Fotonatura
Ver esta imagen en el blog de Kiko Esperilla

jueves, 12 de marzo de 2009

Corriendo sobre los nenúfares

Calamón (Porphyrio porphyrio)
Río Aljucén, Mérida (Badajoz)

Es de la misma serie que otras imágenes que he subido al blog de esta especie, tomadas durante dos días diferentes desde un chajurdo (hide) instalado a ras de agua y enfundado en un peto de neopreno. A ver si este año puedo repetir la experiencia, que aún recuerdo con gran satisfacción. Dada la proximidad a la que solía encontrarse el calamón, los encuadres con el 600mm son complicados, especialmente cuando el ave está en movimiento. En este caso, intentaba amedrentar a una polla de agua que se encontraba en su territorio.

Enlace a esta imagen en Fotonatura

viernes, 28 de noviembre de 2008

A ras de los nenúfares


Siempre me dejado han impresionado las imágenes que se han subido en la web utilizando las técnicas del “hidrohide” y del “tumbing”, todas ellas con un atractivo muy especial y diferentes al resto. Al colocarnos a ras de agua o a ras de suelo cambiamos la perspectiva habitual de nuestras fotografías y se evita en mayor o menor medida el picado que suelen tener las tomas, ya que nos situamos completamente en paralelo y a la misma altura que el sujeto a fotografiar.
El hidrohide, al introducirse flotando en el hábitat acuático y estar perfectamente camuflado, sorprendentemente pasa desapercibido para las aves, quizás porque no se imaginan que ese sospechoso artefacto pueda suponer una amenaza para ellas. Esta isla flotante tiene además la ventaja de que se puede dirigir hacia donde se encuentran las aves. Las distintas modalidades de “tumbing” (dícese de hacer fotos tumbado literalmente en el suelo, sobre una colchoneta o similar y cubierto por las mallas) también hacen que el fotógrafo se integre mejor en el entorno, logrando que desaparezcan las formas verticales que lo delatan y ayudando a mejorar su ocultación. Por tanto, en ambos casos las ventajas son dobles: perspectivas más atractivas y mejores posibilidades de aproximación a las aves.
Después de mi primer encuentro con el Calamón he utilizado una técnica que no sé muy bien como denominarla, pero sería algo así como “neoprening”, por seguir con los términos anglosajones....que riman con todo....pero que también podríamos llamar “escondío en medio el agua”, que suena más ibérico. Consiste en introducirte en el agua hasta encontrar un lugar donde colocar el trípode y desde donde poder fotografiar lo que deseamos. El trípode quedaría casi completamente sumergido en el agua, como mucho hasta unos 20 cm de la rótula, hasta conseguir el efecto “a ras de agua”. Una vez colocado el trípode habría que montar a su alrededor una estructura de cañas formando un rectángulo o un cubo para sostener las mallas de camuflaje. En la modalidad más simple constaría de 4 cañas clavadas en el fondo del agua, una en cada esquina, y unidas en la parte superior por otras cañas a modo de travesaños, para darle más consistencia y evitar no se nos venga encima la malla y nos moleste al manipular la cámara. La parte visible de la estructura no debería superar 1 m sobre el nivel del agua. Una vez hecho esto, el fotógrafo tendría que vestirse con un vadeador de neopreno (de esos que usan los pescadores, que son como unas botas katiuscas que llegan casi hasta el pecho) o un traje de neopreno como los que llevan los surfistas, imprescindibles para pasar cómodamente varias horas en el agua y no terminar “agarbanzado”. Así vestidos, sólo quedaría introducirnos dentro del hide y taparnos bien con las mallas, habiendo previsto con anterioridad un asiento con la suficiente altura como para llegar bien a la cámara. En algunos casos se podría estar de rodillas (en aguas poco profundas) o incluso de píe, pero por experiencia propia no os lo recomiendo, especialmente si la sesión va a durar varias horas (la última vez que lo hice se me rompió la silla y terminé con unas agujetas terribles!).
Lo suyo es colocarse en aguas relativamente someras (poco más de 1 m de profundidad), metido al borde de la vegetación, justo donde conseguimos tener visibilidad sobre la lámina de agua y no nos molestan ramas, eneas o cualquier otro elemento.
Es importante tener cuidado a la hora de transportar la cámara y el teleobjetivo hasta el trípode y fijar el conjunto con mucho cuidado, asegurando que quede todo muy estable. Una vez dentro, hay que procurar que nos quede espacio para poder mover bien los brazos, ya que estarán en contacto más de una vez con el agua y debemos evitar mojar la cámara.
Aunque puede parecer muy arriesgado, es como estar sentado en una silla en medio del agua y con la parte que asoma (el pecho, la cabeza y la cámara) cubierta por una malla de camuflaje. Así de simple. Son de gran ayuda las bolsas estancas para guardar el duplicador, los anillos de extensión o los filtros que queramos tener a mano, pero hay que manipularlos con mucho cuidado una vez que se sacan de la bolsa...!qué estamos a ras de agua!.
Esta técnica puede resultar interesante cuando una densa orla de vegetación nos impide fotografiar las aves desde la orilla (de eneas, por ejemplo) o para adentrarnos en zonas no accesibles desde la orilla. También cuando con ello mejoramos la perspectiva “rasante” con respecto a la orilla. Lógicamente, siempre es preferible trabajar desde tierra firme, aunque sea tumbados, antes que arriesgar el equipo en el agua. Como se trabaja desde una posición fija, el “neoprening” es más eficaz cuando tenemos localizado un posadero o una zona de querencia de alguna especie.
En el caso de esta imagen, la orilla presentaba una franja muy densa de eneas que no permitían llegar hasta la zona donde la lámina de agua se cubría con una preciosa alfombra de nenúfares blancos y amarillos, donde habitualmente cruzaban calamones, pollas de agua, martinetes, avetrorillos o garcillas cangrejeras . Abrí un estrecho pasillo de unos 10 m hasta llegar justo donde terminaban las eneas y empezaban los nenúfares, permitiéndome tener una gran visibilidad sobre río.
Pasé una divertida mañana fotografiando varias especies, pero fue especialmente entretenido perseguir a los jovenzuelos de Polla de Agua mientras corrían sobre las hojas de los nenúfares, que se llevaron gran parte de las tarjetas.
Un saludo a todos y espero que os sea de utilidad el “neoprening”!!!!

Enlace a esta imagen en Fotonatura