Moquitero musical (Phylloscopus trochilus). Parque Natural de Cornalvo.
Nikon D300 + 600mm f4; ISO 250; 1/500; f9; -0,3 eV
Mientras recopilaba información sobre la caza ilegal de aves en Malta me surgió la duda si este agresivo comportamiento, tan arraigado culturalmente, también se daba en otras islas mediterráneas. En las rutas migratorias de las aves, las islas son lugares de paso obligado para descansar y alimentarse, provocando que en ellas se concentren sus poblaciones y que resulte más fácil capturarlas, siendo un importante recurso aprovechado desde antiguo…pero que está fuera de lugar en los tiempos actuales.
Si bien la caza ilegal en Malta es un caso dramáticamente excepcional por incidir indiscriminadamente sobre todas las especies de aves que sobrevuelan la isla, la captura de pájaros es un hecho bastante extendido en otros enclaves del Mediterráneo como Cerdeña, Sicilia, islas griegas o Chipre. En estas islas se mantiene aún la antigua tradición de atrapar pequeñas aves utilizando la liga, un pegamento que se unta en delgados palos y al que se quedan adheridos los pájaros que se posan en ellos. Originalmente este pegamento se obtenía a partir de resinas de determinadas plantas (Prunus mahaleb, Atractylis gummifera, Viscum album, Andryala ragusin, entre otras), aunque en los últimos tiempos se elabora sintéticamente. La técnica es muy simple: consiste en colocar millares de varillas untadas con liga en los lugares donde habitualmente se posan las aves (zonas de alimentación, bebederos, zonas de paso) y volver más tarde a recoger las capturas.
Aves capturadas con liga en Chipre. Imágenes tomadas de RSPB/BirdLife
La entrada de Chipre en la Unión Europea en 2004 y la aplicación de la Directiva de Aves (79/409/CEE), hicieron posible que disminuyese por un tiempo la intensidad de la captura de aves, pero la situación ha vuelto de nuevo a ser preocupante y en 2009 se ha constatado un importante aumento con respecto a los años anteriores. Parecen existir discrepancias en las estimas de las aves muertas cada año, y mientras BirdLife-Chipre considera que están en torno a 1.100.000 ejemplares/año, un estudio realizado por el Committee Against Bird Slaughter (CABS) afirma que pueden superar los 10 millones. En cualquier caso, la menor de las cifras es ya una barbaridad. Evidentemente la situación no es la misma que a principios de los años 90, cuando BirdLife estimaba que se capturaban más de 12 millones de aves cada temporada, pero todos son conscientes de que muchos de los logros conseguidos en los últimos 20 años pueden ser inútiles si no se endurece de nuevo la lucha contra la caza ilegal.
La principal causa de que se siga manteniendo en Chipre la caza ilegal de pájaros es por la arraigada tradición de consumirlos asados, fritos e incluso de hacer conservas con ellos (generalmente en aceite o en escabeche). Existe un plato típico denominado “ambelopoulia” (“pajaritos”) que se vende ilegalmente en muchos restaurantes del país y que alcanza elevados precios. Un cazador furtivo puede a cobrar hasta 4€ por un pájaro, mientras que una ración compuesta por 4 unidades, puede llegar costar hasta 50€ servido en la mesa de un restaurante (precios en 2008), por lo que sigue siendo un rentable negocio tanto para los cazadores como para quienes los venden. Para comprender mejor el arraigo social de esta costumbre, una encuesta realizada por BirdLife en 2008 demostró que un 3% de los chipriotas (unas 160.000 personas) consumen “ambelopoulia" con regularidad" y un 14% lo consideran como uno de sus platos favoritos.
La principal causa de que se siga manteniendo en Chipre la caza ilegal de pájaros es por la arraigada tradición de consumirlos asados, fritos e incluso de hacer conservas con ellos (generalmente en aceite o en escabeche). Existe un plato típico denominado “ambelopoulia” (“pajaritos”) que se vende ilegalmente en muchos restaurantes del país y que alcanza elevados precios. Un cazador furtivo puede a cobrar hasta 4€ por un pájaro, mientras que una ración compuesta por 4 unidades, puede llegar costar hasta 50€ servido en la mesa de un restaurante (precios en 2008), por lo que sigue siendo un rentable negocio tanto para los cazadores como para quienes los venden. Para comprender mejor el arraigo social de esta costumbre, una encuesta realizada por BirdLife en 2008 demostró que un 3% de los chipriotas (unas 160.000 personas) consumen “ambelopoulia" con regularidad" y un 14% lo consideran como uno de sus platos favoritos.
Paltos con raciones de ambelopoulia y conservas de pajaritos. Imágenes tomadas de RPSB/BirdLife
Antiguamente sólo se utilizaba la liga para atrapar las aves, pero en los últimos años ha aumentado la caza ilegal mediante redes japonesas (redes de niebla), estimándose que existen más de 10.000 redes ilegales en Chipre y se considera una de las causas que ha provocado un incremento en las capturas anuales. Además, es frecuente que las redes se combinen con el uso de reproductores de cantos de gran potencia para atraer a las aves y rentabilizar aún más las jornadas de caza.
Las aves más apreciadas y cotizadas son los petirrojos y las currucas capirotadas, dos especies migradoras que cruzan en gran número la isla chipriota.
(Imágenes cedidas por José María Benítez Cidoncha)
(Imágenes cedidas por José María Benítez Cidoncha)
Tanto las redes como la liga son métodos no selectivos de captura, atrapando toda clase de especies de pequeño tamaño, como papamoscas, collalbas, mosquiteros, currucas, zarceros, carriceros o ruiseñores, colirrojos, escribanos, pero también otras aves de mayor tamaño, como alcaudones, oropéndolas, torcecuellos, zorzales, mirlos, autillos, abejarucos, tórtolas o pequeñas rapaces. Más de 100 especies caen en manos de estos cazadores, la inmensa mayoría de ellas protegidas. Esta caza ilegal se practica casi durante todo el año pero es especialmente intensa en otoño, cuando el paso migratorio de las aves hacia África es más constante y numeroso. Coincide además con el período en el que los pájaros acumulan en su cuerpo grandes reservas de grasa, siendo por ello más apreciados gastronómicamente. En primavera, durante la migración de retorno a las zonas de cría, vuelen a capturarse ilegalmente miles de aves, aunque con una menor incidencia.
Otra problema asociado a la caza ilegal es que en Chipre existen dos especies endémicas cuya conservación se agrava debido a que también son capturadas indiscriminadamente, como es el caso de la collaba de Chipre (Oenathe cypriaca) y la curruca ustulada (Sylvia melanothorax), además de una subespecie de autillo (Otus scops cypriotes) que habita exclusivamente en esta isla.
Para los que piensen que este es un problema lejano, esta tradición de capturar pájaros mediante métodos no selectivos también se produce en nuestro país, curiosamente en regiones ribereñas con el Mediterráneo (Cataluña, Valencia, Baleares) y alcanzan su máximo exponente en los “paranys”. Estas curiosas trampas se diseñan aprovechando un grupo de algarrobos cuyas ramas se podan de tal modo que permiten la colocación de varillas con liga donde quedan atrapadas las aves. Actualmente son legales en Valencia, en medio de una polémica con muchas implicaciones sociales y políticas.
Si queréis ver cómo de preocupante es este problema en varios lugares de Europa, os recomiendo que visitéis la página web de CABS, donde se hace un repaso por todos los puntos calientes.
Otros enlaces de interés, para quien quiera más información:
Informe final de CABS en Chipre en abril de 2009
Killing Fields
BirdLife Chipre
Cyprus: killing Europe’s songbirds for a snack? (10,000 birds)
Otros enlaces de interés, para quien quiera más información:
Informe final de CABS en Chipre en abril de 2009
Killing Fields
BirdLife Chipre
Cyprus: killing Europe’s songbirds for a snack? (10,000 birds)